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Angie observó desde su lugar sobre la cama como
Brisa dejaba el cuarto de baño para después caminar por la habitación de un lado a otro hasta conseguir ponerse su pijama y dirigirse hasta su lado de la cama. La morena se metió bajo las cobijas y se recargó contra el respaldar de madera cruzándose de brazos y mirando al frente aún permaneciendo con el ceño fruncido desde la cena. Pues a la pelirroja no le había agradado demasiado la noticia que sus padres tenían para darle y la ojimarron aún no terminaba de entender exactamente porqué.

—¿Amor?.—La llamó cuidadosamente con miedo a ser regañada.

—¡Es que no lo entiendo!.—Estalló la pelirroja
girándose a verla con una expresión molesta en el rostro.—¡No hacían esto desde hace años!

—No te exaltes cariño, no es bueno para el bebé que estés estresada. ¿Recuerdas?.—Angie se acomodó en su lugar para verla mejor.—Ahora dime, ¿por qué te molesta tanto la idea de tus padres juntos otra vez?

—Porque ya lo han hecho muchas veces antes y jamás termina bien.—Susurró la morena soltando un suspiro.—De todos modos terminan discutiendo por el color de las cortinas y la obsesión de papá por su trabajo y acaban separados otra vez. Terminan odiándose y pelean por mi atención.

La neurocirujana suspiró enternecida viendo la expresión de tristeza y confusión en el rostro de su chica mientras la atraía hacía a ella para así permitir que se recostase contra su pecho. Acarició el cabello de la pelirroja quien cerró sus ojos para disfrutar de la caricia y dejó un casto beso contra la piel nívea del pecho de la ojimarron.

—No puedes estar enfadada con ellos toda la vida amor.—Susurró Angie.—Tal vez sólo estás juzgando muy pronto, puede que esta vez sea distinto.

—Tienen un amor tóxico. No se soportan, pero no pueden mantenerse demasiado lejos el uno del otro.—Brisa sonrió levemente al sentir como la mano libre de su novia se dirigía a su vientre.—Pero puede que tengas razón.

—Eso ya lo veremos.

Hubo silencio entre ambas por un largo periodo de tiempo y Angie supo de inmediato en lo que Brisa estaba pensando cuando ésta se incorporó con una sonrisa adorable e inocente en el rostro.

—No...—Se quejó la cirujana.

—Por favor.—La sonrisa de la morena se transformó en un puchero.

—¿Qué se te antoja esta vez?.—Bufó la bicolor incorporándose para calzarse unas zapatillas deportivas y una sudadera de los Miami Heat.

—¿Una hamburguesa?.—Lo pensó la ojimiel por algunos segundos.—No, espera. Quiero pizza y algo de chocolate.

—Bien, no tardaré. Y por favor no vayas a dormirte.—Pidió Angie.

—No lo haré. Te amo.

—Sí, sí, cómo tú digas.

Brisa rió mientras veía a la neurocirujana dejar la habitación que ambas compartían dándose cuenta de lo afortunada que era por tener a aquella mujer
a su lado.

—También eres afortunado cariño.—Dijo hablándole esta vez a su abultado vientre.—Mami es la mejor.

—Mami es la mejor

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Doctors Surgeons| Brangie G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora