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Sus dedos se presionaban dolorosamente contra la áspera pared. Tenía resentidas las yemas de sus dedos y aun así no podía despegar sus manos del concreto frío. La desesperación con la que el vapor caliente salía de su boca entreabierta, las gotas de sudor perlado que hacían un camino por su piel caliente y el frío de la noche que contrarrestaba el fuego de su sangre; lo volvían loco.

Quería sacarse el corazón para no sentir aquellos frenéticos latidos.

—No te lo guardes, corderito. Gime para mí —le demandó quedamente—. Muéstrame cómo te gusta que te de duro.

Fourth soltó su labio inferior, dejando emerger agudos y suaves gemidos que nacían en su garganta. Estaba en una vertiente de placer y hedonismo. Con su dueño reclamándolo, hundiéndose en él.

Las manos de Gemini se clavaban en sus caderas, posesivas y sensuales.

—M-más. Dueño. —imploró agonizante.

El sudor de Gemini caía por su espalda, traspasándole la piel como ácido y fusionándose con su propia sangre; quedándose en él.

Estaba al borde de un precipicio, llevado por la forma bestial y pérfida que tenía su dueño para follarlo. Un moribundo sediento que era lanzado a un manantial de aguas dulces, bebiendo hasta saciar su sed y ahogándose al mismo tiempo.

Las penetraciones eran lentas y profundas, haciéndolo necesitar más. Su punto dulce enviaba descargas eléctricas cada vez que la hombría de Gemini lo rozaba. La quemazón en su pequeña y rosada entrada, apenas dilatada antes de que Gemini se adentrara en él, provocaba espasmos en su cuerpo.

—Me encanta tu culo. Joder, muévete para mí, para tu dueño. — Rasguñó la carne de los glúteos de Fourth—. Tan puta, solo para mí.

Cimbró su espalda, obedeciendo a la exigencia de Gemini. Jadeando en necesidad de aire. Se sentía lleno, saciado en deliciosas sensaciones. El dolor del trato bruto de Gemini contraponiéndose al placer que su propio cuerpo había encontrado en ello.

—Quiero tocarme. Por favor, ne-necesito. Yo n-necesito, dueño...

Gemini se hundió con fuerza en su interior, sacándole un baladro suplicante.

—¿Quieres tocarte? Puto glotón. ¿No te basta con mi polla llenándote? ¿Aún quieres más? —gruñó. Levantando sus talones del suelo en cada estocada para impulsar con más pujanza el movimiento de su pelvis sobre Fourth.

El sonido de la piel húmeda chocando. La respiración pesada de Gemini cerca de su nuca. El calor que ambos emanaban y el aroma de la sal picante que provenía del sudor de sus cuerpos. Todo era simplemente descomunal.

Fourth bajó una mano hasta su propia erección, doblando un antebrazo en la pared para dejar descansar su frente sobre este. Su hombría palpitaba dolorosamente. Comenzó a bombear, retorciéndose y alzando su culo para que Gemini pudiera follarlo a gusto.

—¿Te estás tocando?

—S-sí.

—¿Se siente bien? Mi polla hundiéndose en tu culo mientras te masturbas. —Llevó su boca hasta el hombro de Fourth y abarcando una generosa cantidad de piel, hincó los dientes. Mordiendo hasta que el sabor metálico de la sangre ajena se hizo sentir en su paladar.

—¡Sí! —sollozó—. T-te necesito, más.

Lágrimas agolpándose en el límite inferior de sus enrojecidos ojos. La lengua de Gemini se deslizó por la zona de piel lastimada, lamiendo y haciéndola arder.

—Voy a malditamente llenarte de mí, corderito —susurró Gemini sobre el oído de Fourth. Tironeándole el lóbulo de la oreja—. Voy a correrme duro en ti.

"Prisionero" geminifourthWhere stories live. Discover now