Capitulo 8 sorprais

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— ¿Cuando vuelve mamá? — preguntó picando con su tenedor la comida.

— Lo hará pronto ya te lo dije, además no tienes de que preocuparte, seguro que vuelve.

— Quiero estar con mamá en persona — apoyó su mejilla sobre la palma de su mano — No lo veo desde que tengo seis años.

— Estoy en las mismas que tú.

— ¿Porqué tuvo que irse?

— Para investigar...

— Para saber si hay más rastros de la vieja Kaguya, lo sé — interrumpió, repitiendo el único pretexto — Mi mamá ni siquiera es considerado como ninja, no tiene porqué seguir órdenes de nadie — cruzó los brazos — Tampoco lo dejan volver para verlo, todo lo que sé son las notas — bufó molesto.

— Hasta que no encuentre algo no puede volver.

— A los viejos no les importa que tenga una niña pequeña con él, ni siquiera conocemos a Hiromi más que por las tres foto que nos envió y lo que ella escribe.

— Dice que deja a la niña con alguien para que la cuide mientras sale.

— Tú eres el Hokage, eres quien decide que se hace y que no, se supone que tienes esa autoridad.

— Termina tu desayuno ttebayo — no tenia ganas de pelear.

— Ya me voy a la academia — se levantó de la mesa — Gracias por el regalo ttebane — murmuró caminando hacia su habitación.

— También me tengo que ir, guardas la llave, te veo en la tarde — el rubio miró la caja y el pasillo, esperaba que su hijo no se deprimiera por su respuesta.

Fijó su atención en el marco con fotografias, una de sus padres y otra donde estaba con ellos siendo un bebé y el día que entró a la academia, de ahí ya no había visto a Sasuke.

Fue por sus cosas y salió en completo silencio de la casa, no había necesidad de avisar, su padre siempre estaba encerrado en la torre y tenía que estar en la casa todo el tiempo a menos que decidiera salir con alguien.

— Te digo que no sé porque ahora todos son muy amables, nada más porque soy el hijo del Hokage — se encontraba sentado sobre el techo de la academia.

— Imagínate que te hagan mala cara, tu padre subiría los impuestos — respondió Shikadai mirado la misma dirección — Al menos no vives a su sombra.

— Quién sabe pero lo que sí me gustaría es que mi mamá volviera a casa, hace años que no lo veo, solo las cartas que trae su halcón y tampoco conozco a mi hermana.

— ¿Cómo es tu madre?

— Pues lo que me acuerdo sobre él, es bastante estricto y no hablaba mucho, pero es bastante cariñoso a su manera.

— ¿Y tú padre va a estar hoy? Podemos ir a comer algo, te invito por ser tu cumpleaños.

— Está bien, papá va a llegar tarde, podemos quedarnos todo el día comiendo — mencionó aventado una pequeña roca.

— A veces te envidio, no tienes quien te regañe y tu padre está poco en tu casa.

— Al menos tú tienes quien te espere, mi mamá está ocupado por órdenes de unos viejos.

Ambos jóvenes comenzaron una caminata  en búsqueda de comer algo.

— Vaya manera en la que me esperan, apenas entro y mi mamá empieza a regañarme — dijo pidiendo un tazón de ramen para comer junto al azabache.

Paralelamente en la oficina, Naruto se encontraba dándose de golpes en el escritorio.

— ¿Ahora qué tienes? — la pelirosa entró, mirando con curiosidad al blondo.

— Menma quiere ver a Sasuke y no sé cuándo va a volver, aún no hay rastro de Kaguya.

— ¿Mandaste a Sasuke-Kun al fin del mundo o qué? — dejó sus papeles — Son los impuestos del hospital y uno que otro papel que manda Tsunade-sama para ti.

— Oh, gracias — lo hizo a un lado — Tampoco ha mandado nota ni nada, si algo le pasa a Sasuke o a la niña me voy a morir... No, no puedo morir y dejar a Menma huérfano.

— Eres un exagerado, Sasuke va a estar bien, estuvo bien cuando se fue estando en cinta.

— Pero a ti te mandaron a cuidarlo.

— Y no te imaginas las veces que me corrió — se cruzó de brazos — Con esto acabo mi día, que tengas suerte — se dió media vuelta — Deberías considerar un poco más todo este asunto y ser firme en cuanto traer a tu esposo e hijo de regreso.

— ¿Y yo porqué? No he hecho nada.

— Tú eres quien manda a Sasuke a quien sabe dónde por tanto tiempo, por favor Naruto, el niño no ha visto a Sasuke desde que era pequeño, ya no debe acordarse de su voz, eres el villano en la vida de tu hijo.

— ¿Villano?

El azabache estaba en el comedor, preparando algo para comer, un tazón no era suficiente cuando escuchó la puerta abrirse de golpe.

— ¡Menma! ¿Dónde estás? — Kushina entró a la casa, debía estar con su nieto todo lo que necesitara.

— Aquí... ¿Qué ocurre abuela? Papá no está en casa.

— Lo sé, vengo a quedarme contigo, te hice un pastel ttebane  — caminó hacia él dándole un abrazo — Feliz cumpleaños Menma.

— Oye dobe — lo llamó por tercera vez.

— Ya te dije que no entres por la ventana Sasuke — regañó sin despegar la mirada de la pila de papeles — ¡Sasuke! — se levantó a toda prisa para correr hacia él y estrujarlo entre sus brazos.

— Mami, me aprieta — la vocecita se quejó, estaba aferrada al azabache — Hola papi — dijo con una gran sonrisa, era la primera vez que lo veía en persona, eso y lo que contaba Sasuke era todo lo que conocía.

— Tambien me alegra verte — el azabache respondió el gesto — Hay algunas ruinas pero no hay rastro de otros posibles marcianos, bueno el último del que hay algún registro es ese que quería casarse con Hinata.

— ¿En serio? — lo tomó de la mano llevándolo al escritorio — Te extrañé tanto ttebayo — lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello, mientas la pequeña azabache se paseaba por la oficina, mirando todo con fascinación.

— Yo también te extrañé — acarició el cabello del blondo — ¿Cómo está Menma?

— Está algo deprimido porque no venías — respondió aún escondido — Es raro que vinieras en su cumpleaños.

— No me iba a perder el cumpleaños de mi bebé — separó a Naruto — Me gustaría quedarme.

— ¿Te refieres a..?

— Quedarme en casa, ¿No tienes problema con eso? De todos modos no tengo rango y por eso, no tengo responsabilidades.

— Pues, tienes razón en eso ttebayo ¿Te quedarías para siempre?

— Esa es mi idea, estar con ustedes ¿Tiene algo de malo?

— No, para nada, entonces mi estimado y adorado esposo, ya no tienes obligaciones, vete a casa, seguro Menma está ahí.

— Bueno, entonces hasta aquí dejaré los reportes, me voy — se bajó del escritorio y caminó hacia la ventana — Hiromi, ven, ya nos vamos.

— ¡Voy! ¡Adiós papi! — agitó la mano corriendo detrás del doncel.

— Claro, te veo en la noche, te amo dobe — susurró juntando sus labios rápidamente antes de marcharse junto a su hija.

Caminó por calles, era algo que debía acostumbrarse a hacer si se iba a quedar, pero estar todo el día en casa no le sería difícil.

Solo podía mirar lo emocionada que estaba la niña con todo lo que veía — Si quieres alo pedo comprartelo — le mencionó siguiendo la dirección en la que caminaba.

— Quiero galleta — señaló.

Trató de ignorar unas cuantas miradas a su manera "juzgonas" hasta llegar a su casa, hace mucho tiempo que no estaba ahí que se sentía algo ajeno.

MIDNIGHT [NaruSasu]Where stories live. Discover now