Dos

36 8 107
                                    

Las visitas del resto de su familia no resultaban ajenas en lo mínimo, por el contrario, estas continuaban extendiendo el tiempo de estadía con el pasar de los meses. Prueba de ello era ver que, a diferencia de lo que habían acordado a principios del mes, la llegada de Liam, Danielle, y Eva se había anticipado por una semana.

Para cuando Ailinne regresaba de la calle fue recibida con la sorpresa de encontrarse con el adulto y la pareja, dejándole así un sentimiento de extrañeza que no pudo disimular. Tampoco es que alguno de ellos prestara atención a su reacción, pues Liam se encontraba mirando el televisor, mientras que su hermana y Eva se despedían para sacar a Hunter de paseo.

Nada muy alejado de lo que ocurría en un día a día habitual de vacaciones.

Ignorando cuanto demorarían en regresar las otras dos chicas, la Castaña se encaminó a la habitación que compartía. Al notar que el pantalón y la playera de tirantes no eran suficientes, comenzó a buscar un cambio de ropa y dejando que sus pasos la guiaran por el departamento, Ailinne termino por encerrarse en el baño con la mera intención de tomar una refrescante ducha. El agua resbalaba por su piel, permitiéndole tener un momento a solas con los mismos pensamientos que la asediaban últimamente.

Los minutos escaparon sin que siquiera se diera cuenta, por lo que al salir por segunda vez a la sala noto que su hermana y Eva estaban regresando de su recorrido con la mascota, accediendo así a que Hunter siguiera merodeando la zona residencial con incomprensible energía. Eva no tardo en envolver ambos brazos alrededor de la menor, alcanzando a contagiar el entusiasmo que no sentía. A decir verdad, habían pasado varios meses desde que había visto a la Pelinegra, llevándola a creer que la relación había visto su final. Descubriéndose equivocada, Ailinne devolvió el abrazo sin dudar en lo mínimo.

—Tenía ganas de verte, Munchkin —Eva dejo escapar a la menor.

—Lo mismo digo, Goober.

Sin siquiera recordar en qué momento ambas habían comenzado a usar los sobrenombres tan inusuales, la Castaña saludo a su hermana mayor en medio de un grito, debido a que Danielle había desaparecido por la cocina dispuesta a preparar algunos platillos para todos. A pesar de que la casa era un cubo diminuto y sin espacio, la cual no estaba adaptada para cinco personas y un perro, las visitas resultaban del agrado general la mayor parte de las veces.

Tan solo unas horas más tarde, Priscila llego de trabajar sorprendiendo a su familia con la compañía de Daphne, quien halló un lugar a lado de Ailinne y Danielle para la hora de la comida. De nuevo, nadie encontró inconveniente el limitado espacio, sino que hicieron uso del sillón para poder ingerir sus alimentos. La noche se hizo presente junto a un clima más tolerable, por la ventana de la entrada se asomaba débilmente la luz de la luna, sirviendo como un claro indicador que la hora de dormir se acercaba y de no ser por la excursión que emprenderían al día siguiente, los cinco habrían dicho adiós a la mejor amiga de Priscila. Puesto que querían emprender el viaje a primera hora de la mañana, la adulta fue invitada a pasar la noche.

La llegada del sol sirvió para hacer que los seis dejaran atrás el sueño, forzándolos a hacerse con las maletas que necesitarían. Pasando por alto lo que los demás hacían, Ailinne y Eva se encargaron de buscar en el armario de los adultos las mantas que llevarían.

Para la ocasión, Eva se encontraba vistiendo un vestido de manga larga y color crema, sus pies eran cubiertos por tenis blancos bastante discretos que combinaban a la perfección. La cabellera que una vez había sido larga ahora estaba por encima de sus hombros con mechones rebeldes que iban a diferentes direcciones, dejando a la vista un flequillo. Sus ojos verdes brillaban con entusiasmo, alcanzando a contagiarse a la Castaña que no pretendía dejar que su verano se arruinase por temas del pasado. Demasiado comprometidas con la conversación que se formaba, Ailinne hizo lo posible por hacer de lado cualquier otro asunto que no tuviera relación con la diversión que el día les prometía.

INEVITABLE ERRORWhere stories live. Discover now