Un mundo extraño

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—Sentí mis labios muy cálidos, lo que me hizo abrir un poco los ojos, pero la imagen estaba distorsionada, no alcanzaba a ver muy bien quién estaba delante mío, vi la silueta del que parecía ser mi mejor amigo ¿Shikadai?. Sentí cómo mi corazón empezó a latir con fuerza, tanto que pensé que se me saldría. Alguien estaba tocando mis labios con tanta delicadeza, y parecía que ese alguien no era nada menos que el chico que me gustaba con locura; el roce en mis rebordes era tan hermoso y confortante, que pedí quedarme así por más tiempo. Cerré mis ojos y caí profundamente dormido.
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Los rayos del ardiente sol hicieron que Inojin se levantara de golpe, ¿había sido un sueño? Pero si se sintió tan real. El de ojos aguamarina tocó sus labios mientras sonreía como loco, fue tan vívido, y es que, que Shikadai acariciara sus belfos de esa manera, como si fueran lo más hermoso y delicado del mundo, era uno de sus más grandes deseos; en verdad estaba loco por ese chico, perdidamente enamorado.

...

Es verdad, hacía unos momentos se encontraba en la aldea del sonido investigando el caso del empresario-escritor desaparecido, luego un árbol los tragó a su mejor amigo y a él, ¡y ahora se encontraba en un lugar que jamás en su vida había visto! El chico analizó su alrededor.

El Yamanaka se encontraba acostado en lo que parecía ser tierra, tierra misma con relieves y grietas en ella, luego se sentó para observar que frente a él, corría un angosto río de izquierda a derecha, el cual llevaba agua cristalina y alcanzaba a ver el fondo lleno de rocas planas y algunos peces de diferentes colores; siguió con su vista la corriente de agua y vio cómo a unos 20 metros empezaba a cambiar la vegetación del lugar, de tierra y zona árida, a pasto y flores, para ser más precisos, había claveles plantados en el pasto, al igual que en el parque que se encontraba frente a Karunitasu. A lo lejos se veía lo que parecía ser un árbol, uno muy grande y alto con el tronco igual al del parque que ya había conocido, la diferencia era que este estaba lleno de hojas verdes, las cuales parecían estar en perfectas condiciones. El río rodeaba el árbol por ambos lados y parecía seguir hasta quién sabe dónde. Eso ya estaba muy lejos para alcanzar a ver con claridad.

Del lado izquierdo había una cueva muy extensa, a lo largo y ancho, era como una montaña hecha de rocas con una entrada de aproximadamente 5x5 metros.

El área era muy lata, pero a pesar de eso, estaba rodeada por montañas, hacia donde mirara, solo se podían apreciar montañas con uno que otro árbol verde. El rubio sacó su libreta y un lápiz que siempre cargaba con él y empezó a dibujar el paisaje, seguía procesando la información, pero le pareció sumamente bello ese lugar. Poco después, escuchó unos pasos y una voz muy conocida.

—Jin, al fin despiertas— El azabache caminó hacia él desde el lado izquierdo saliendo de la cueva, luego se puso del lado izquierdo del rubio y se sentó junto a él, mostrando una pequeña sonrisa.

—Shika, es muy raro verte sonreír, ¿a qué se debe ese bonito regalo?— Preguntó el de ojos aguamarina, cerrando su libreta.

—Rega- no juegues Inojin, mi sonrisa no es ningún regalo— Dijo el de cabellos de piña rascándose la nuca, un poco avergonzado.

El rubio rió —Claro que lo es, no sonríes mucho, así que considero que es placentero verte hacerlo— Afirmó, mostrando una gran y tierna sonrisa que hizo sonrojar al mayor.

Los 2 chicos se quedaron en silencio por unos minutos; se miraban mutuamente como si fueran la cosa más hermosa e importante del mundo, pero el de ojos aguamarina tuvo que cortar ese contacto.

—Por cierto, Shika ¿¡dónde rayos se supone que estamos!? Hace un momento nos absorbió un árbol, o no se, y de repente aparecimos aquí en medio de la nada ¿¡Qué está pasando!?—

El Yamanaka estaba un poco alterado, no sabía qué había sucedido.

—Bueno Jin, tal parece que el árbol nos absorbió y este es el mundo que hay dentro de este, además, dormiste unas cuantas horas, ¡ya es de día!— Dijo el otro rascándose la nuca.

El otro chico quedó en shock. —¿¡Estamos adentro del árbol!? Los demás deben estar muy preocupados ¿¡Cómo es esto posible!? Y ¿cómo salimos de aquí?—

El Nara suspiró para posteriormente pararse y caminar hasta el río que se encontraba frente a ellos, se puso de rodillas y se sentó sobre estas, luego posicionó su mano derecha dentro del agua y empezó a ver cómo esta corría, el sonido del agua pasando por las rocas era muy relajante para el azabache, incluso cuando los peces iban a pasar por ahí, esquivaban la mano del chico, generando un sonido distinto dentro del agua.

Sin mirar al rubio le contestó en un tono triste. —No lo sé, poco antes de que tú te despertaras, intenté ir dentro de la cueva y buscar alguna salida, pero no encontré nada, la cueva es un laberinto redondo y todos los caminos llevan hasta esta misma salida. Cuando venía de regreso por octava vez, pensé en ir hasta el árbol del fondo, pero te vi despierto y por eso me quedé.—

—Es un árbol, estamos metidos en este lugar por culpa de un árbol, hmm...¿y si pudiéramos regresar de la misma manera? ¿Tocando el árbol?— Preguntó el rubio parándose del la tierra y yendo hasta donde estaba su mejor amigo.

El más bajo se paró a su lado derecho, mientras veía cómo se movía la mano del otro chico dentro del agua. Inojin tragó en seco y se regañó a sí mismo por lo malpensada que era su mente. ¡Es enserio! Estaban en una situación crítica, debía concentrarse y dejar de pensar en cosas sucias con su amigo.

—Es lo que estuve pensando Jin, creo que podemos regresar de la misma manera, pero ¿estás seguro de que te quieres ir? Digo, solo mira este lugar, es muy bonito, me gustaría poderme quedar por más tiempo— Mencionó el de ojos verdes volteando a ver a los ojos del otro.

Inojin suspiró y le sonrió, una pequeña y sincera sonrisa. —Si...el lugar es muy lindo, si no tuviéramos nada más que hacer, te diría que nos quedáramos unos días, unas vacaciones no estarían mal, y menos si es a tu lado, pero recuerda que tenemos una misión—

El azabache quedó sorprendido, no esperaba que el sentimiento fuera mutuo, la verdad es que pensó que el sentido de responsabilidad de Inojin sería mayor al deseo de quedarse con él en ese lugar que parecía ser el paraíso; aunque el rubio tenía razón, tienen una misión pendiente.

—Está bien, entonces vayamos al árbol— Dijo sin replicar.

Shikadai quitó su mano del agua, la sacudió en el aire con el fin de secarla y luego se paró del piso para empezar a recorrer el camino hacia el árbol; posteriormente metió las manos en sus bolsillos y caminó pasando por donde estaba Inojin. Este lo siguió y entrelazó su brazo en el del Nara, el cual no dijo ninguna palabra, así que para el rubio había sido un gesto de aprobación.

Llegaron hasta donde se encontraba el gran árbol y se dieron cuenta de que después del río, más pegado al tronco, se formaba un círculo de claveles rojos, al igual que en el parque en Otagakure. Se quedaron apreciando el árbol unos momentos, se voltearon a ver sonriéndose, y juntos, tocaron el árbol para volver al mundo real.

...

...

...

—¡EH! ¿¡Seguimos donde mismos!?—

Palabras: 1284

Tutururu, tutururu, me voy a dormir un rato, espero hayan disfrutado este capítulo. Creo que también quedó un poquito más largo de lo que esperaba, pero ya se desarrolló más la relación de estos dos. Que lindooos.
Nos vemos en el próximo cap. :D

Rosas Japonesas. (Shikajin)Where stories live. Discover now