¿Y ahora?

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...

—¡EH! ¿¡Seguimos donde mismos!?— Preguntó Inojin muy desconcertado.

—No puede ser, estaba seguro de que regresaríamos volviendo a tocar el árbol— Afirmó Shikadai impactado por el suceso.

—Intentemos hacer lo mismo que cuando llegamos aquí— Propuso el de ojos aguamarina.

Así lo hicieron, el ojiverde tocó el árbol con su mano derecha intentando que una luz apareciera, mientras el rubio esperaba a unos metros de él para realizar la misma acción que habían hecho para llegar ahí; pero otra vez, no funcionó.

Probaron de distintas maneras, cada vez más desesperados, pero nada les servía. Al final, se sentaron bajo el árbol apoyando sus espaldas en el gran tronco; estaban muy cansados y hartos como para pararse, así que decidieron quedarse así por unos minutos, para poder descansar y pensar en algo.

Inojin recargó su cabeza en el hombro de Shikadai, suspiró y cerró sus ojos; ambos disfrutaban de la tranquilidad del lugar. El árbol les daba un poco de sombra, pero por las ramas y hojas se alcanzaba a filtrar la luz del sol, así que los rayos daban a sus caras; los sonidos del aire resoplando y la corriente del agua, producían un sonido reconfortante. El azabache también se relajó y recargó su cabeza por encima de la del otro, cerrando los ojos cómodamente. Los corazones de ambos latían con fuerza, querían quedarse así por mucho mucho tiempo.

Poco después, el ruido de una pequeña risa hizo que ambos abrieran los ojos, el sonido provenía de la cima del árbol; ambos chicos dirigieron sus miradas a las ramas de arriba, sin perder totalmente su posición y se dieron cuenta de que una persona encapuchada se encontraba en la punta.

Por reflejo, los chicos se pararon y se pusieron en posición defensiva, Shikadai listo para usar "posesión de sombras" e Inojin colocando una de sus manos en su espalda, donde se encontraban sus pinceles, y la otra a punto de tomar una hoja de pergamino; se les podía ver mirando hacia arriba, estaban bastante molestos porque esa situación los había hecho perder el contacto físico que tenían con el otro hacía unos momentos, ese contacto que habían estado buscando por mucho tiempo.

—Que fastidio ¡Sal de ahí!— Ordenó Shikadai en un tono molesto.

Por estar distraído pensando en Inojin y en lo tierno que se veía, su sexto sentido no se había activado y no se dio cuenta de que tenían compañía a pesar de ser tan perspicaz... normalmente, claro.

El encapuchado bajó de un salto de la cima del árbol y sin quitarse la capucha, miró a los ninjas que se encontraban frente a él.

—¡Hey! Tranquilos chicos, no les voy a hacer nada— Dijo mostrando sus manos, la izquierda con un lapicero azul y la derecha con una libreta.

—Dame lo que traes en las manos— Ordenó, ahora Inojin.

El extraño hombre suspiró —Bien, bien, pero no encontrarás nada interesante, es mi libreta de garabatos—

—¿Garabatos?— Preguntó el rubio recogiendo los dos objetos.

Luego abrió la libreta y cuando vio su contenido, no pudo evitar sorprenderse; su expresión mostraba lo impactado que quedó por lo que mostraba ese cuaderno. Shikadai volteó a ver a su mejor amigo y después posicionó sus ojos en la libreta, lo cual le generó la misma emoción que a Inojin.

Rosas Japonesas. (Shikajin)Where stories live. Discover now