Capítulo 1

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SOUNTRACK - solitude - M83

Mis manos temblaban, Sentía que mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento

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Mis manos temblaban, Sentía que mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento.

Mire el vaso de agua qué estaba en el tocador de mi baño, ¿en verdad lo haría?, Lo tomé y apreté el monto de pastillas qué tenía en mi otra mano.

Esto es lo que quiero ¿no?, es mi única opción, es la única salida.

Mire a mi alrededor todo era más colorido y los sonidos eran más fuertes.

Una voz estruendosa hizo que todo se callara.

—Siempre vuelves aquí, Eloy, ¿no estás cansado? —la voz provenía de todos lados y a la vez de ninguna parte.

Puse las pastillas dentro de mi boca y trague: después de unos minutos me sentía mareado, mi cabeza dolía al igual que mi pecho.

Y por fin sucedió mi visión se volvió borrosa y caí al piso...

...

El dolor del impacto hizo que me levantará. Me senté en la cama aun aturdido.

Había sido un sueño, tomé mi celular

Domingo 10 de septiembre, 11 am.

Hoy es como cualquier otro domingo, aunque me había levantado más tarde de lo usual, fui a la cocina para ver si hay algo de comer y como siempre no hay nada.

Hice una rabieta: porque tendré que ir a comprar algo con la señora Carmen y perderé una hora de mi vida escuchando a porqué su hijo es mejor que yo.

—Pff, no, mejor no desayuno —al estar ahí parado mi gato se acercó a mí, se tallo entre mis piernas y maulló con desesperación.

— ¿Qué paso, reina? ¿Comida? —le pregunté a mi gato mientras buscaba sus croquetas, después de una exhaustiva búsqueda descubrí que tampoco tenía.

—Dios, en esta casa no hay ¡NADA!

Mi gato respondió con un maullido casi como si me entendiera.

No tuve otra opción más que ir a comprar a la tienda de la señora Carmen.

Salí de casa y me dirigí a la tienda, al verme entrar al local, la señora Carmen habló o mejor dicho grito.

— ¡Buenas noches, Eloy! —Dijo con su irritable tono de voz — ¿tan tarde y con pijama?

Ah y aquí vamos.

—Buenos días, señora Carmen.

Le sonreí, aun que más que una sonrisa parecía que llevaba tres días estreñido.

— Si, ya ve, es domingo, Día de descansar.

—mmh, Pues no, un hombre no descansa, un hombre tiene que ser productivo como mi niño, se fue desde las ocho a la iglesia.

La única VerdadWhere stories live. Discover now