II : Niña Lobo

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De alguna extraña forma, esto sigue siendo muy parecido a nuestros tiempos. — Comentaba la reina vampiro observando desde la cima de uno de los muchos edificios, el movimiento de las personas en las calles.

Su mirada brillando en aquel color escarlata, como muestra de su sed, se encontraba atenta a las interacciones de los mortales y sus nuevas y extrañas costumbres, esperando como le había dicho a Dahyun, una oportunidad perfecta para alimentarse.

La silenciosa princesa elfo, que se encontraba a su lado había insistido en que no tenía que recurrir a aquello para satisfacer su necesidad más primitiva. Pero se negaba a rebajarse de aquella forma y consumir sangre de una bolsa plástica.

No cuando había tantos humanos a su disposición, no cuando lo que buscaba era recuperar sus fuerzas por completo.

Por eso, luego de la breve introducción que esta le había dado, no tardaron en dirigirse a aquel lugar, que le brindaba una excelente vista del centro de la cuidad y era perfecto para hacer su movimiento.

Mientras Dahyun solo le acompañaba, lista para cubrir su espalda. —Tiene razón majestad. — Contestó al cabo de algunos segundos, observando el mismo lugar que la Vampiresa. —Los humanos siguen siendo el virus que más se multiplica. — Agregó con recelo, sin lograr sorprender a la contraria que era bastante consciente de su odio hacia aquella especie.

No seas tan dura pequeña princesa, no son del todo inútiles. — Dijo la pelinegra, con una sonrisa burlesca formándose en su rostro. —Sirven de alimento y eso, es lo suficiente honorable de su parte. — Terminó de decir, mientras la sonrisa en su rostro solo crecía, complacida de haber encontrado su primera víctima.

En un segundo desapareció de la cima del edificio solo para dirigirse al callejón en el que un hombre quizá en sus 30's se refugiaba, como si huyera de algo, sin saber que allí encontraría su final. Y al entender lo que sucedía, la princesa no tardo en seguirla, tras suspirar y asegurarse de que nadie interrumpiría a su ama.

A la reina de los vampiros le desagradó mucho el que sus botas terminaran por mancharse de agua sucia, la mueca de asco en su rostro fue la prueba de ello, pero decidió pasarlo por alto y concentrarse en su objetivo.

Por obvias razones el hombre se sorprendió al ver a aquella estilizada mujer caminando en su dirección, no tenía sentido que se encontrara en un lugar como ese, y mucho menos tras él, pero eso era justo lo que estaba ocurriendo.

Señor Lee. — Habló la Vampiresa sonriendo ampliamente, dejando a la vista sus afilados colmillos, a la vez que la poca iluminación del lugar le daba a su rojiza mirada aquel toque hambriento y malicioso que tanto le gustaba. —Considerese afortunado de morir en mis manos. — Agregó confundiendo al asustado hombre que jadeo al verla desparecer, antes de ser lanzado contra una de las paredes, sintiendo como el impacto hacía doler su cuerpo entero.

Mientras la vampiresa no tardaba en aparecer tras él, tomándolo del cabello antes de finalmente morder su cuello y empezar a alimentarse sintiendo como poco a poco, sus fuerzas se regeneraban y la vida del hombre, llegaba a su fin.

La escena era bastante familiar para la princesa elfo que tan solo observaba desde la distancia como su ama se levantaba limpiando el delgado hilo de sangre que iba desde su comisura hasta su mentón, con el dorso de su mano. Dando por terminado su movimiento, lista para encargarse de desaparecer el cuerpo inerte del humano, hasta que una tercera presencia apareció a sus espaldas.

¿Una nueva cazadora en mi zona libre de chupa sangres? — Dijo aquella voz femenina, profunda y serena, desprendiendo una seguridad que paralizó a la reina vampiro.

Habría reconocido esa voz y esa presencia aún después de tantos siglos, aunque su esencia y poder habían cambiado y se había vuelto más fuerte, lo que lejos de asustarla, solo la hizo sonreír, sin embargo se mantuvo en su sitio, sin voltear.

La desconocida avanzó un par de pasos quedando de esa forma al lado del cuerpo sin vida del hombre, a poco más de dos metros de la reina vampiro, sorprendiéndose al no poder entrar en la mente de la pelinegra, que no parecía interesada en su presencia, cuando era todo lo contrario.

Sin embargo, viendo que la contraria no daba indicio de querer hablar, decidió continuar con su charla. —Actuar aquí fue muy osado y estúpido de tu parte, ¿sabes? — Dijo con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro, preparándose para deshacerse de la nómada. —Pero descuida, me encargaré de ti ahora mismo. — Aseguró a la vez que una de sus manos se transformaba, aumentando su tamaño y dejando a la vista afiladas garras que facilitarían su tarea.

Pero tan pronto como se decidió a atacar, la pelinegra volteó mostrando su rostro, provocando que detuviera cualquier movimiento y su rostro fuera invadido por la sorpresa. —¿T-tú? — Tartamudeó, dando un paso atrás, sintiendo como un nudo se formaba en su estómago y sus manos empezaban a temblar.

Mientras la Vampiresa avanzaba, haciéndola retroceder más. —Hola niña lobo. — Saludó con una sonrisa jovial en su rostro, por supuesto que se alegraría de ver a una de sus más importantes aliadas, la única aparte de Amaile y Dahyun que alguna vez consideró familia, Zhou Tzuyu.

¿Kyeongwang? — Logró pronunciar Tzuyu mientras sus ojos, de un brillante azul, destellaban en una cantidad indescriptible de emociones que iban del asombro al miedo tras cada segundo que pasaba.

No entendía lo que estaba sucediendo, no tenía ningún sentido que la vampiresa continuara con vida, ella misma la había visto caer después de la muerte de su reina, pero entonces, ¿como es que ahora estaba frente a ella sonriendo con tanta tranquilidad?

Ha pasado un largo tiempo ¿No? — Volvió a hablar la pelinegra sacándola de su mente, sin borrar aquella sonrisa socarrona de su rostro, logrando estremecerla solo con su imponente presencia.

Haciéndola pestañear y tomar una profunda respiración a la vez que intentaba mantener la serenidad de su rostro. —No es posible, tú estás muerta. — Se negaba a creer que aquello fuera real, aún cuando cada fibra de su ser estuviera gritando que era así.

Aún cuando la misma vampiresa, se encargara de confirmárselo. —Por supuesto, tienes ante ti a la Reina de los muertos vivientes... — Dijo la pelinegra acortando la distancia entre las dos en un parpadeo que debido a la rapidez, Tzuyu no pudo prevenir. —Pequeña Alfa. — Susurró en su oído, disfrutando de cada segundo que transcurría, pues nadie podía entender lo complacida que se sentía de que la Alfa frente a ella, fuera la primera en cruzarse en su camino.

 — Susurró en su oído, disfrutando de cada segundo que transcurría, pues nadie podía entender lo complacida que se sentía de que la Alfa frente a ella, fuera la primera en cruzarse en su camino

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Un Dato importante sobre esta historia es que: los vampiros y lobos pueden tener acceso a los recuerdos de los demás, a través de su sangre.

No es un dato propio, pero hago referencia a el en varias ocasiones.

A Thousand Years || 2YeonWhere stories live. Discover now