CAPÍTULO 2: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ¡FELIZ SUICIDIO!

6 3 4
                                    

-¿Cómo sabéis que hoy es mi cumpleaños?-pregunté sorprendida.
-Soy un chico muy cotilla, la verdad, me fijé en la fecha de la foto de tu mesilla y vi que había globos de cumpleaños. -respondió Goehl -. Tampoco había que hacer un máster para descubrirlo.
-¿¡Qué fiesta tan bonita!?-dije yo cuando en realidad pensaba que las fiestas de cumpleaños eran una mierda de perdida de tiempo y de pasatiempos para las personas que no tienen nada mejor que hacer que celebrar un día. Hoy celebro porque no sé qué, mañana por no sé cuantos… Desde que mis padres murieron todo esto de las fiestas de cumpleaños me hacen pensar en cosas malas, en cuando la vida me traicionó, y no había ninguna idea mejor que traicionar a la vida. Así que pensé que después de la cena, mandaré a la vida a la mierda como ella me mandó a mí. Pero ahora tocaba disimular, en frente mía estaba Goehl –. No hacía falta tanta fiesta, os lo agradezco, os agradezco de corazón.
En realidad no les agradecía ni su existencia, de pequeña pensé en mis hijos o hijas, pero no voy a traer ningún ser más al mundo para que vivan este terror, el terror de la vida. La vida es una perdida de tiempo, algunos días piensas lo contrario, pero los pensamientos de los humanos cambian más que los pájaros de los nidos.
-Vaya, vaya, vaya, la huerfanita ha salido de su nido-dijo Martinah, ella era una chica, la peor de todas, desearía matarla ahora mismo, con el cuchillo que tenía en la mano.
“¿El cuchillo de metal dejará pruebas?”, pensé. Pero no iba a hacer tal cosa. Acabaría con esta pesadilla después de la cena. Así que contesté a Martinah.
-Yo no soy como tú, porque si fuera como tú te mataría en esos momentos.
-¿“Como yo” qué significa? ¿Es qué soy mala?-me contestó con una pregunta de mala manera la insoportable.
Entonces habló la tiesa, la llamo así porque tiene la cara como un barril de liso. Siempre se tenía que meter en todo, pero me caía mejor.
-¿Te puedes callar insoportable rata sin sentimientos?- dijo la tiesa, o mejor dicho Clôe-. Que tú mataste a tus propios padres Martinah, eso quiere decir “como tú”, eso.
Clôe tiró de los pelos a Martinah. Casi se me sale la risa. Sé que no era para reírse, pero, me alegraba pensar que no era la única a la que la vida fastidiaba. Además, un poco sí se lo merecía.
Entonces apareció Rose, la vieja repugnante. Ella es la señora de la limpieza del orfanato. Siempre nos dice cuando dormir, dónde sentarnos, dónde comer, solo faltaba que me dijera dónde hacer mis necesidades prioritarias.
-¿Qué hacéis niñas?-preguntó Rose-, ¡venid ahora mismo con la directora!
La directora. Eso era lo peor. Ir a dirección, era como la cárcel del orfanato, te ponían a escribir y no parabas hasta que estabas todo el día.
-Ni en su cumpleaños podéis comportaros-dijo Goehl -. Me voy, ¿Jhanny me acompañas?
¿Iba a acompañar a ese chaval? La verdad es que estaba bueno, no te lo voy a negar, pero…tenía algo importante que hacer arriba. Bueno, tenía un rato libre en realidad.
-Vale Goehl, te acompaño -dije yo.
Él me llevó al patio, todo estaba lleno de luces y era de noche. Hacía una noche fría, me entraban escalofríos y se me olvidó la cazadora en el orfanato.
-¿Tienes frío? Toma mi cazadora- dijo Goehl mientras llevaba la cazadora hacia mí.
-No, no hace falta. No necesito que nada ni nadie me ayude. No me voy a morir por coger por un poco de frío.
Le contesté muy bordemente, siempre me pasa, y nunca me arrepiento. Nunca excepto hoy, al ver su cara de tristeza me sentí muy mal.
-Bueno, vamos, ¿de qué quieres hablar?-le dije para cambiar de tema.
-No sé, ¿de qué quieres hablar tú?-preguntó Goehl.
-¿Te parece que me cuentes qué le pasó a tus padres?-pregunté.
-Claro, ¿por qué no?-contestó Goehl y continuó -, era una noche como hoy, fría, pero muy bonita. Mi madre y mi padre fueron de paseo, ¿quién piensa que se va a morir por irse de paseo? Al poco rato, en un paso de peatones, el coche no paró. ¿Pero para qué esta el paso de cebra?-dijo entre lágrimas -, los atropelló a los dos como te podrás imaginar, y...
-Goehl, lo siento mucho-dije yo, me sentí rara al decirlo, era la primera vez que lo decía desde que mis padres murieron -,¿vamos a dentro? Aquí empieza ha hacer frío.
-Claro -contestó.
Cuando entramos al orfanato, no quedaba ni rastro de la cena. Supongo que la vieja repugnante lo barrió y recogió todo. Hasta los globos…
Subí a mi habitación. Miré el cuadro de mis padres, no había día en el que no lo hiciera.
Subí al piso más alto. Al lado estaba dirección. Oía los gritos de Clôe y de Martinah. Seguro que tenían mucha tarea. Les quedaba mucho por hacer.
Me dirigí a la sala de enfermería. Allí es donde había la ventana más grande de todas las del orfanato. Miré por ella.
-Esa ventana me puede quitar todos los problemas de la vida igual que ella me los trajo-pensé yo.
Cogí carrerilla, desde la otra punta donde no estaba la ventana, corrí y salté.
¡PUM!
Rompí el cristal en mil pedazos, y con ellos me caí yo.

CHICO BUENO, CHICA MALA (MI MEJOR ERROR #1)Where stories live. Discover now