Yūji no entendía qué tenía de emocionante encontrar a tu pareja destinada, el simple hecho de encontrarla significa amarrarse a una persona que tal vez no llegues a conocer de manera sincera solo por él simple hecho de ser destinados. Yūji no quiere...
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Su cita terminó mejor de lo esperado, tanto que no se dio cuenta que las horas pasaron de manera rápida, hasta que su padre llamó a su celular preguntando por su paradero y con quien estaba, porque según a palabras de su padre, Sukuna lo delató diciendo que había salido a una cita.
Lo poco que le dijo fue que llegaría lo antes posible y que no se preocupara porque estaba con alguien de fiar, pero lo que no sabía Nanami era con quien estaba. Lo cual le hacía preocuparse más y más por Yūji.
—¿Quieres que te lleve a casa? — había preguntado Satoru por cortesía mientras le regalaba una sonrisa al pelirosa que se perdió en su mirada — ya es tarde y tu padre puede preocuparse más de lo que ya está — Yūji no lo pensó dos veces y aceptó la oferta del albino.
—Muchas gracias Satoru-san — y con una sonrisa ambos siguieron su camino hasta el coche del albino para comenzar su trayecto a casa.
Durante el camino Satoru se preguntaba si era prudente decirle a Yūji que él conocía a su padre, ¿No sería lo mejor? Así evitaría que el chico mal pensara las cosas, no quería eso, además debía de hacerlo para que Nanami sepa que en verdad quiere a Yūji, que no desea lastimarlo, al contrario, desea hacerlo feliz, más feliz de lo que alguien más pudiera hacerlo.
Yūji le dio indicaciones algo exactas de donde se encontraba ubicada su casa, estaba seguro que su Omega en más de una ocasión se habrá perdido en el pasado porque no recordaba bien las calles o porque las conocía de otra manera, lo que le complicaba de alguna manera su orientación, lo que provocaba que seguramente se perdiera.
Ya faltaban unas cuantas cuadras para llegar al lugar indicado y los nervios se hicieron presente en el albino que no sabía cómo empezar a decir todo aquello que tenía atorado, antes de seguir avanzando detuvo su auto, haciendo que Yūji volteara a verlo.
—¿Sucede algo Satoru-san? — Yūji se veía algo confundido por el actuar del albino, ¿Acaso se había arrepentido de llevarlo a casa? Si era eso no había problema porque ya estaba cerca, podía hablarle a su hermano para que lo fuera a alcanzar.
—No es nada malo Yūji-kun — Satoru susurro mientras volteaba a ver al chico que lo miraba más confundido de lo que ya estaba.
—¿Entonces qué pasa? — el albino soltó un suspiro para darse el valor y decir las cosas que debía antes de que estas pudieran complicarse al llegar a casa de su bonito Omega.
—Conozco a tu padre — Yūji no entendía a qué venía eso, es más no entendía bien las palabras del Alfa.
—¿Te refieres a Nanami-san? — Al Alfa le descoloco aquella pregunta del Omega, pero aun así asintió a su pregunta —¿De dónde lo conoces? — preguntó con una sonrisa en los labios y la duda fue resuelta.
—Es uno de mis empleados, en la empresa en donde él trabaja — el nerviosismo seguía presente en el cuerpo del Alfa que no sabía cómo reaccionaría el chico — no sé si te sentirás cómodo con ello, solo espero que no mal entiendas mi interés por ti — aclaro antes de que el chico dijera alguna palabra más.
