Yūji no entendía qué tenía de emocionante encontrar a tu pareja destinada, el simple hecho de encontrarla significa amarrarse a una persona que tal vez no llegues a conocer de manera sincera solo por él simple hecho de ser destinados. Yūji no quiere...
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Satoru paso al menos dos días más en casa de su Omega, debido a que no quería dejarlo solo, el solo pensamiento de que algo más le pasará si no estaba junto a él, le estaba carcomiendo la mente, por lo que se mostró reacio a dejarlo solo, al menos hasta que su Alfa interno estuviera tranquilo.
—Yūji, ¿Estás seguro que estarás bien? — le susurro Satoru, ambos se encontraban en la cama del menor, ya que Satoru no se quería ir aún, pero debía de ir a su oficina para arreglar algunos asuntos y firmar algunos contratos, por lo que tenía que irse, pero no quería dejar solo a su Omega.
—Estoy bien Satoru-san — le respondió Yūji — mi padre se quedará en casa, además. Haibara-san estará en casa también — una sonrisa se posó en sus labios al nombrar a la pareja de su padre y es que después de lo que pasó hace dos noches en su habitación, él se acercó al Omega pelinegro para pedirle consejos sobre qué hacer durante sus celos, ya que aún se consideraba nuevo en ello.
Además, esas eran cosas que por más que le tuviera confianza a Nanami, no podría decirles, solo por el simple hecho de pedirle que no hiciera algo indebido en casa o que no fuera marcado por su Alfa, al menos hasta que fuera mayor.
—Pero no me quiero ir y dejar a Yūji solo, sin mi compañía — después de decir aquellas palabras, Satoru se abrazó a la cintura del Omega, aprovechando que el Alfa se encontraba aun acostado en la cama y Yūji sentado a la orilla, le fue fácil tomar al Omega y acostado a su lado — ¿Acaso Yūji no me extrañara si me voy? — pregunto, al mismo tiempo un intento de puchero se formaba en sus labios.
—Claro que te voy a extrañar Satoru-san — Yūji no pudo evitar soltar algunos suspiros cuando sintió suaves besos en sus mejillas y después cerca de su glándula de olor — pero si no vas a trabajar, tu celular no parará de sonar como loco — le dijo, Yūji esta vez le dio un pequeño beso en los labios que hizo sonrojar al Alfa.
—Bueno, solo porque Yūji me lo pide — se levantó de la cama y dejó a su Omega acostado, no sin antes darle nuevamente un pequeño beso en los labios — tengo que trabajar si quiero mantenerte como un rey, mi Yūji — un gran sonrojo se apodero de las mejillas y parte de la cara del menor al escuchar esas palabras del Alfa, por lo que no pudo evitar esconder su rostro con una de las almohadas que había en su cama.
—Ya es hora de que te vayas — esta vez el Omega no vio al Alfa porque sentía que, si lo veía una vez más, su cara se pondría más roja de lo que ya estaba, además, sabía que, si le prestaba demasiada atención al albino, este no se querría ir y se quedaría con él, aunque no le molestaría, pero tenía que ir a cumplir con sus deberes.
—Vendré hoy en la noche ¿Está bien? — un pequeño "Si" fue escuchado por Satoru quien comenzó a caminar a la salida, más que contento por el comportamiento de su Omega — Nos vemos más tarde Yūji — y con aquellas palabras salió de la habitación del menor.
