capítulo 2

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(Cuando los diálogos de Becca se encuentren en cursiva, significa que está hablando por modulador de voz)


"Darling, won't you let it go

You don't have to let it hold you

Listen to the light

Don't let the darkness take you."

(Cariño, ¿no lo dejas ir? 

No tienes que dejar que te sostenga

Escucha la luz

No dejes que la oscuridad te lleve)

—Innocence, Nathan Wagner


II | #levbec


Dos semanas después.

La puerta de mi habitación se abre dejando que la luz del pasillo se cuele por completo. Todo está a oscuras, por lo que tengo que cerrar mis ojos y adaptarme con lentitud.

—Becca —La voz limpia de Tamara me taladra los oídos. Logro hacerme la dormida— Bueno, supongo que me llevaré las donas con rellena de piña que compre en la panadería de la esquina.

—¡Desperté! —abro los ojos demasiado rápido cuando escucho el chillido que hace la puerta de mi cuarto, en el proceso siento como la luz me quema obligándome a cerrarlos de nuevo por unos segundos.

Veo a mi mejor amiga voltear los ojos mientras deja que una sonrisa aparezca en sus labios. La observo con detenimiento; su cabello chino está sujeto en una coleta baja para no enredarlo.

Me siento sobre mi cama, Tamara me observa enojada al sentir que no pienso moverme. Paso mis manos por mi cara para intentar despertarme, ya deben ser casi las doce del día si ella ya está en mi casa.

—Llevas dos semanas sin salir de ahí y hacer directos. —Dejo de prestar atención al percibir su regaño.

—Es mentira, salgo de mi cama al baño y después a la cocina. —me acuesto de nuevo sobre el colchón.

Me recuesto, me tapo con mi colcha hasta la cabeza y vuelvo a cerrar los ojos. La quita de encima de mí y se planta frente a mí con ceño fruncido.

Me mira como si fuera mi madre cuando pasaba más horas encerrada en mi habitación que con ella después de clases.

«Que buenos tiempos»

—Bec, sé que sigues mal porque perdiste en el torneo, pero la vida continua.

Intenta animarme, le doy una cara de cansada y aburrida.

Si supiera que no solo es el hecho de perder el torneo.

—Saca tu hermoso y redondo culo de este colchón y salgamos un rato.

—No. —respondo de inmediato.

Tamara me vuelve a destapar.

—Bec, mi vida, vamos por un café, de compras o mínimo algo para tu rata sin pelo.

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