Tom:
- Ve con ellos, no te preocupes, no me moveré de aquí, digamos que no me puedo escapar-
Faltaba media hora para la cena, después de haber pasado toda la tarde con María, solos después de las visitas. Mis amigos y los rusos irían a casa para que les informara todo. El problema era que no quería irme, no quería dejarla.
- Pensaba en darle esto a Erick, y que él se encargue, podría estar al corriente de todo sin moverme de aquí-
Estaba sentado a su lado sin soltar sus manos y ella me sonreía. Después de escuchar lo que ella tenía en su iPod, cuando entré a la habitación porque las últimas visitas se iban, ella me hizo señas de silencio y negó con la cabeza, me estaba dando a entender que no íbamos a hablar de nada de eso aquí.
- Vaquero, no se lo darás a nadie, es mío y tuyo, de nadie más. Puedes mostrarlo, pero nada más-
Hizo una pausa y me hizo señas para que bajara mi cabeza y me habló al oído.
- Es demasiada información y puedes poner en peligro a quien la tenga. Yo compartí un poco con cada uno, pero a nadie le di todo, no por desconfianza sino para cuidarlos.
Me explicó susurrando. Sonreí y la besé de una manera muy dulce y suave, María cada día me volvía más loco.
- Pero no quiero irme... ya pasé mucho sin ti, ahora quiero estar contigo todo el tiempo. Además, quiero cuidarte y a mi pequeño Apache.
Respondí tomando su mano entre las mías.
- Mi tío Vittorio ya te dijo que iba a quedarse aquí, ya debe estar por llegar, él pasa a ver a mis hermanos antes... Tampoco quiero que te vayas, pero solo tú podrás encontrar lo que se te ha perdido-
Dijo con una sonrisa y guiñándome su ojo.
- ¿Sabes cuánto te amo? ¿Te das una idea?
Le pregunté sonriendo.
- No más que yo, presumido, así que no quieras ser mejor que yo en todo.
Añadió rodando sus ojos y sonriendo. Terminé riendo de su respuesta y cuando ella rió, terminó quejándose del dolor.
- Muñeca... Perdón, no quise hacerte reír.
Me disculpé pasando suavemente mis manos por su torso, para ayudarla a calmar el dolor.
- No es tu culpa, vaquero... Amo escucharte reír-
Contestó mirándome con sus ojos llorosos, tratando de sonreír, pero la veía respirar profundo para relajarse.
- Dime la verdad... ¿Duele?-
Pregunté mirando sus ojos, porque parecía que iba a llorar.
- Como la mierda. Pero después de cenar seguro me duermo y se pasa.
Lo dijo tratando de sonreír.
- Muñeca, no te darán un premio por soportar el dolor... Además, no te dejará dormir. Llamaré a la enfermera.
Odiaba eso en ella, ¿por qué no decía nada? Tenía que estar mirando sus gestos para saber.
- No me darán un premio, pero debo acostumbrarme que un largo tiempo será así. No gano nada con quejarme-
Cerró sus ojos y tomó aire, estaba molesta con la situación y trataba de relajarse.
- Hace poco más de un año atrás, me veías y te quejabas, ¿recuerdas? Así que, en teoría, cuando tú te quejas, yo gano muchísimo... Porque ahora tengo al amor de mi vida y mi pequeñín allí... Así que amo que te quejes-
VOCÊ ESTÁ LENDO
Ahora... tú
RomanceAhora tú... Pretendes entrar en mi vida. Ahora tú... Pretendes curar mis heridas. Ahora tú... Pretendes ocupar mi corazón... Ahora yo... Decidiré si puedes hacerlo, si jamás permitirlo o simplemente me rendiré ante ti.