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Cuando su madre le da una cachetada que resuena por el comedor no se sorprende, no, ni siquiera le dolió un poco.

El ardor se expandió por su mejilla poco a poco, de seguro al siguiente día tendría una marca rojiza adornando su rostro.

— ¿Que mierda crees que somos? — siseó, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. — No eres un maldito perro callejero para que vuelvas a la hora que se te da la gana, eres un... Y...

Poco a poco las palabras dejaron de escucharse, solo un incómodo pitido resonando a su alrededor mientras las siluetas enfrente suyo perdían forma. Estuvo fuera todo el día, la única razón por la que volvió fue por la fuerte lluvia que se desató y la hora.

Izuku se veía reacio a dejarlo ir, pero al final aceptó, dejándolo en la esquina de su casa para evitar ser vistos juntos y que se creen rumores absurdos, después de todo Izuku seguía siendo alguien de aspecto intimidante.

Ahora se arrepentía un poco de haber estado fuera tanto tiempo bajo esa lluvia, su nariz picaba y sentía un calor extenderse de pies a cabeza.

Una vez su madre se dio la vuelta seguida de su padre, pudo ir a su habitación y quitarse toda su ropa para quedar solo en boxer, ni siquiera se puso pijama, solo quería dormir de una vez por todas.

El ardor en su cuerpo seguía presente, demasiado intenso como para querer taparse con su edredón. Es un calor insoportable, lo hace revolcarse en su cama, con su pecho subiendo y bajando de manera intensa.

— Estás temblando, Katsuki...

Una voz ronca, con un tacto áspero recorriendo su muslo,  es lo que hace que intente abrir sus ojos, sintiendo un escalofrío al sentir ese toque deslizarse por debajo de su bóxer.

Un gemido ronco sale de su boca cuando siente como acarician su piel por debajo de su bóxer, rozando descaradamente su miembro.

Poco a poco abre los ojos, tratando de enfocar la silueta entre toda esa oscuridad, su vista sigue borrosa, pero no se le dificulta reconocer la cabellera verde oscuro, tan rebelde como siempre.

Por reflejo abre más sus piernas, dándole entrada al pecoso, el cual se acomoda entre ellas para después inclinarse y besar lentamente el pecho blanquecino.

Katsuki jadea al sentir la húmeda lengua recorrer su piel, mordiendo levemente sus pezones que se encuentran duros por la estimulación. Un fuerte espasmo recorre si cuerpo al sentir las frías manos del hombre acariciar su ya despierto miembro, deslizándose desde la punta húmeda, hasta sus testículos, usando como lubricante su propio semen.

Sus piernas se cierran alrededor de la cintura del mayor, sintiendo un bulto golpear su entrada mientras la áspera mano sigue jugando.

El pecoso suelta una risa por lo bajo al ver al rubio jadear y temblar debajo suyo, pegando su rostro para besarlo hasta quitarle el aire. Katsuki siente que pronto va a terminar, con sus piernas temblando ante la fuerte estimulación, pero entonces Izuku se detiene.

El rubio lo miró desconcertado, con su mirada suplicando que siga. Izuku ríe de nuevo y sin necesidad de hacer fuerza separa las piernas de Katsuki y le quita su bóxer, para así hundir su rostro entre ellas. Un fuerte gemido amenazó con salir, pero con sus pocas fuerzas Katsuki cubrió su boca para así no emitir ruidos que alarmen a sus padres.

— Izu...ku... No, espera... — sus dedos se enredan en las hembras verdosas, que contrario a sus palabras, empujan aún mas la cabeza del pecoso para que así su miembro entre hasta lo profundo en la garganta de este.

Izuku no tiene problemas con eso, engullendo el tembloroso pene mientras se deleita con los bajos gemidos del menor.

— Dios, ya no aguanto... — de nuevo sus piernas se enredan alrededor del cuello del pecoso, junto con sus manos, provocando que Izuku no tenga más opción que tragarse el semen espeso y caliente.

Katsuki tiembla y lleva la cabeza para atrás, sintiendo su abdomen cosquillear mientras su agarre se va aflojando.

Quiere más, necesita más, pero el cansancio le impide poder decir algo para seguir, sintiendo como el pecoso muerde su muslo, con sus manos sosteniendo sus piernas para que estás se mantengan apoyadas en los fuertes hombros.

No quiere dormir, quiere seguir sintiendo esas caricias, pero el sueño es más fuerte que él por lo que cae rendido.

No quiere dormir, quiere seguir sintiendo esas caricias, pero el sueño es más fuerte que él por lo que cae rendido

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Katsuki despierta un poco mejor, con su cuerpo pegajoso por el sudor y un leve dolor de cabeza. Se queda un tiempo sentado, mirando fijamente su pared hasta que algo parece hacer click en su cabeza, su rostro no tarda en ponerse rojo, sintiendo como si de nuevo tuviera fiebre.

No es la primera vez que tiene ese tipo de sueños, sobre todo con el pecoso, pero este se sintió demasiado real.

Decide no darle importancia, ignorarlo como normalmente hace, pero es cuando se pone de pie y la sábana que lo cubría cae al suelo que ese calor abrumador vuelve de golpe a su cuerpo.

La parte interna de sus muslos tienen marcas, mordidas, sin su bóxer puesto y pequeñas marcas en su cintura, como si alguien lo hubiera agarrado con fuerza.

No es necesario decir quien.

Algo desconcertado mira su ventana que se encuentra entreabierta y luego mira de nuevo el desastre entre sus piernas. Cierra los ojos y camina hasta su baño, mordiendo su labio al pensar en que hubiera pasado si no se hubiera dormido.

Necesita ver a Izuku, porque la calentura que lleva acumulando desde que lo conoció no va a desaparecer solo con esas caricias.

Necesita ver a Izuku, porque la calentura que lleva acumulando desde que lo conoció no va a desaparecer solo con esas caricias

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Volví perritas lindas😍

Amistades, no saben lo mal que estaba, aún estoy, pero ya no tanto.

No podía actualizar nadaaa, las ideas se me iban a los segundos y la inspiración era nula.

Pero bueno, pude actualizar algo, y voy a intentar hacer lo mismo con las demás historias, tengan fe✊.

En fin, Katsuki calenturiento. Ignoren mis errores ortográficos, tenía que aprovechar el breve brote de inspiración.

BUNNYWhere stories live. Discover now