Addeline es una joven inquieta y con un alma insaciable, pero tiene un pasado trágico que no la deja seguir avanzando con su vida. Cuando cumple la mayoría de edad decide viajar con la idea de crecer y dejar las heridas del pasado atrás.
Esperance...
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Mientras otro día de trabajo llegaba a su fin, sentía la suavidad de la arena bajo mis pies descalzos y el abrazo tibio del sol acariciándome la piel, las olas rompían de fondo y el sol comenzaba a ocultarse, brindándole destellos dorados a toda la costa de Esperance.
La brisa salada acariciaba mi rostro mientras los niños se alistaban para regresar a sus casas.
Aunque mi vida había sido arrastrada inconscientemente a un torbellino mediático, la playa seguía siendo mi refugio, el lugar donde encontraba paz y alegría compartiendo mi amor por el océano con los más pequeños.
Organizaba las tablas con cuidado, limpiando y ordenando lo que habíamos estado usando. El sonido suave de las olas de fondo se mezclaba con las risas de los niños, creando una sinfonía perfecta.
Fue entonces cuando la atmósfera tranquila se vio interrumpida por una figura masculina que se acercaba a la orilla, el sol reflejaba destellos en el agua que delineaban la silueta del hombre.
Cuando estuvo lo suficiente cerca, su sonrisa juguetona y la curiosidad brillando en sus ojos eran difíciles de pasar por alto.
ꟷHola, Addie. ꟷme saludo Max con entusiasmo mientras se acercaba más, el sonido de sus pasos resonando en la arena.
Mi sorpresa fue evidente ante su presencia.
ꟷ¿Qué haces aquí? ꟷpregunté, sintiendo una mezcla de sorpresa y curiosidad.
Su sonrisa titubeo por un segundo, pero enseguida volvió a aparecer con seguridad.
ꟷ¿Acaso no te enseñaron de modales? ꟷcuestiono entre risas. ꟷLo supuse después de que me robaras el beso, pero no devolverme el saludo te ha dejado en evidencia.
Sentí que mis mejillas se enrojecían ante la mención del beso, no podía creer que bromeara con eso.
ꟷLo siento, pero me sorprende que estes por aquí.
Intente esquivar su mirada persistente, mientras seguía enfocada en limpiar las tablas de los niños.
―Bueno, estaba aburrido y pensé que podría tomar unas lecciones de surf. ꟷlevanto los hombros con indiferencia. ꟷNo sabía que tú eras la instructora.
ꟷSolo de niños... ꟷsonreí, animándome a mirarlo a los ojos.
Max se mordió el labio inferior, evitando sonreír de nuevo.
ꟷ¿Y no podrías hacer una excepción para un estudiante especial? ―preguntó, con una expresión de niño travieso que solo lo hacía más encantador.
No pude evitar reír, contagiada por la energía positiva que siempre parecía acompañar al hombre.
ꟷ¿Piensas que ser famoso te dará un trato especial?
