-under the lights of Degrees.

819 94 21
                                    

Mi plan fue un total fracaso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi plan fue un total fracaso.

Había decidido salir a disfrutar de cada instante con Max y dejar que el futuro se resuelva por sí mismo.

Pero apenas recibí un mensaje suyo me acobardé. El miedo me ganó y me negué a enfrentarlo.

Así que decidí refugiarme en la noche agitada de Degress para dejar de pensar.

La música retumbaba en el bar, mezclándose con el murmullo de los clientes y el tintineo de vasos y platos. Me movía con destreza detrás del mostrador, sirviendo tragos y tomando pedidos con una sonrisa forzada en el rostro.

Estaba siendo una noche agotadora, con una avalancha constante de clientes sedientos que parecían no tener fin.

Detrás del mostrador del bar, el aroma a whisky y limón impregna el aire, mezclándose con el olor a humo de cigarrillo de algunos clientes, me siento mareada.

Mi teléfono vibró en el bolsillo por enésima vez esa noche, pero no me molesté en revisarlo. Sabía quién era antes de siquiera mirar: Max.

Había estado demasiado ocupada, y ahora que finalmente tenía un momento de respiro, solo quería relajarme un poco antes de enfrentar la inevitable conversación que vendría con sus mensajes sin respuesta.

Estaba actuando de forma infantil, era consciente. Pero me aterraba enfrentarme a la verdad.

Justo cuando pensaba que tendría un momento de paz, vi a Max entrar por la puerta.

Mi corazón dio un vuelco al verlo, mezcla de alegría y preocupación.

Se acercó a mí con una expresión preocupada en el rostro.

—¿Qué haces aquí, Max?

Él frunció las cejas.

—Addie, ¿Todo está bien? —preguntó, su voz llena de preocupación.

Le ofrecí una sonrisa cansada.

—Sí, solo ha sido una noche ocupada. —respondí, tratando de restar importancia a mi agotamiento.

Pero él no parecía convencido con mi respuesta ambigua.

—Te he estado enviando mensajes y no has respondido ninguno. Estaba empezando a preocuparme. —admitió, luciendo un poco avergonzado.

Bajé la mirada, sintiéndome culpable.

—Lo siento, Max. —me disculpé. —Ha sido una locura aquí esta noche, apenas he tenido tiempo para respirar, mucho menos para revisar mi teléfono...

Max me miró fijamente por un momento antes de hablar de nuevo.

—¿Puedo hablar contigo un momento?

Sentí un nudo en el estómago ante la seriedad en su tono.

—Claro, ¿Quieres tomar algo mientras termino los últimos pedidos? —ofrecí, señalando hacia el mostrador.

Emails I can't send | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora