-night adventures.

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El bullicio del bar se desvanece a nuestro alrededor mientras Max y yo nos sumergimos en nuestra propia esfera de intimidad

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El bullicio del bar se desvanece a nuestro alrededor mientras Max y yo nos sumergimos en nuestra propia esfera de intimidad.

Nuestras manos se buscan instintivamente entrelazándose con delicadeza, mientras nos movemos junto a la música,

Los ojos de Max brillan con una intensidad que me deja sin aliento, y sé que los míos deben reflejar la misma emoción.

Sin decir una palabra, él se inclina hacia mí, sus labios encontrando los míos en un beso lleno de entusiasmo. Nuestros corazones laten al unísono, como si estuvieran sincronizados por el ritmo frenético de la música que nos rodea.

Sus manos recorren mi espalda con ternura, enviando escalofríos por toda mi piel.

Me siento más viva que nunca, más conectada a él.

Cierro los ojos, dejándome llevar por la ola de emociones que amenaza con arrastrarnos a ambos. Cada caricia, cada roce, es tan eléctrico y emocionante.

Nos separamos lentamente, nuestras miradas aún unidas en un silencioso entendimiento.

Con una sonrisa suave, Max se acerca para susurrarme al oído.

—¿Lista para irnos de aquí?

Asiento con una sonrisa, sintiendo la emoción palpable en el aire mientras lo sigo, deslizándonos entre las mesas y hasta la salida del bar, nuestras manos unidas en un gesto de complicidad.

El aire fresco de la noche nos recibe con un suspiro reconfortante cuando salimos a la calle, envolviéndonos en una sensación de libertad y aventura.

La ciudad late a nuestro alrededor, vibrante y llena de vida incluso en las horas nocturnas.

Max me mira con una chispa traviesa en los ojos, su mano apretando ligeramente la mía.

—¿Qué te parece si damos un paseo antes de regresar al hotel?

Asiento emocionada, no quiero que la noche terminé tan rápido y la idea de perdernos por las calles de Esperence suena perfecta.

—Me encantaría —respondo con una sonrisa, dejando que mi mano se deslice un poco más en la suya mientras comenzamos a caminar juntos.

Las risas y los susurros llenan el aire en tanto caminamos por las calles adoquinadas, creando una burbuja de intimidad a nuestro alrededor.

Max me roba un beso apasionado contra una de las paredes de la calle, y por un momento, el mundo entero se desvanece a nuestro alrededor.

Solo somos él y yo besándonos en una calurosa noche de verano.

Y es perfecto.

Sin embargo, justo cuando estoy a punto de dejarme llevar por completo en el beso, un extraño ruido interrumpe nuestra conexión. Al principio, lo atribuyo al viento que juega entre los callejones oscuros, pero luego lo escucho de nuevo y suena como un suave quejido que viene de un rincón cercano.

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