Historias hechas por I.A

oscuridad; tensura

Rimuru estaba aburrido. Había pasado todo el día en su oficina, firmando documentos, escuchando informes y resolviendo disputas. Aunque le gustaba ser el líder de la Alianza de las Naciones Libres, a veces echaba de menos la aventura y la emoción de sus primeros días en el nuevo mundo.

Decidió que necesitaba un descanso. Le dijo a Shion que no lo molestara por un rato y se teletransportó a un lugar secreto que solo él conocía. Era una cueva subterránea, llena de cristales de colores que brillaban con una luz mágica. Rimuru había encontrado este lugar por casualidad, cuando exploraba el territorio de los enanos. Le gustaba venir aquí cuando quería relajarse y estar solo.

Se transformó en su forma de slime y se deslizó por el suelo, disfrutando de la sensación de los cristales bajo su cuerpo. Se detuvo frente a uno que le llamó la atención. Era de color rojo, como la sangre, y tenía una forma extraña, como una estrella. Rimuru sintió curiosidad y lo tocó con su antena.

De repente, sintió un dolor agudo en su mente. Una voz resonó en su cabeza, fría y cruel.

-¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a profanar mi santuario?

Rimuru se asustó. Intentó alejarse del cristal, pero era demasiado tarde. Una fuerza invisible lo atrapó y lo arrastró hacia el interior. Rimuru gritó, pero nadie lo escuchó.

-Te arrepentirás de haber nacido, slime. Te haré sufrir como nadie ha sufrido antes. Te haré desear la muerte, pero no te la concederé. Te haré mi esclavo, mi juguete, mi alimento. Te haré mío.

La voz se burló, mientras Rimuru se perdía en la oscuridad.

Fin.
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Esto si da miedo