22. Quiero mi venganza

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Valerie parpadeó sorprendida cuando su frente chocó contra el colchón de la camilla y rápidamente volvió a incorporase, abriendo sus profundos ojos azules todo lo que podía.

Ya no sabía qué hora era, pero sí estaba segura que nadie andaba por los pasillos del colegio porque había demasiado silencio.

Alzó la cabeza para ver como Sally dormitaba tranquila, mientras que más allá Cassandra, Gin y Lia hacían lo mismo.Sintió una opresión en el pecho. 


"-Don... ¿Por qué traes esa cara?- preguntó al verle aparecer corriendo en la sala común, unas horas antes. 

El castaño contuvo el aliento un segundo antes de arrojarse a sus brazos y abrazarle con fuerza, bajo la atenta mirada de todos los merodeadores. 

-Es Sally y las chicas...- murmuró mientras ahogaba su voz en el cuello de ella- Ellas... Han sido hechizadas, Val"


Apretó las palmas de sus manos contra sus muslos antes de volver a acomodarse en la butaca en la que había estado por demasiadas horas.

-Creo que es hora de que vuelvas a la cama- una voz susurró frente a ella y alzó la cabeza en la oscuridad, enfocando para ver aparecer a Lily, James y Sirius de debajo de la capa de invisibilidad. La pelirroja tenía las manos apretadas contra su pecho, viendo con horror a las cuatro chicas- ¿Cómo están?

-Mejor- contestó antes de volver a girar sobre su propio eje y recorrer con sus ojos los tranquilos rostros de las Skinny Queens- No ha sido tan grave como a mí. Al parecer quien haya sido el que les hechizo fue uno solo e impacto en ellas por partes, no directamente. Tuvieron demasiada suerte.

-¿Por qué estaban en las mazmorras?- preguntó James mientras apoyaba las manos sobre los hombros de la rubia- Ellas jamás andan por esos lugares.

Lily clavó los ojos en la espalda de Valerie, aunque se mostró sumamente tranquila cuando Sirius le miró de soslayo. Si en verdad las SQ habían estado en las mazmorras por el motivo que ella estaba imaginado... comenzaría a enfermar a un nivel rápido. 

-No lo sé James- contestó Valerie llevándose las rodillas al pecho. Conocía a Sally y como trabajaba la cabeza de Lia, seguramente ella se hubiera dado cuenta de todo.  Había estado tan metida dentro de su propia vida que no se había dado cuenta como los círculos a su alrededor habían estado moviéndose. En Hogwarts los secretos no perduraban y mucho menos los misterios que vinculaban a las personas más influyentes dentro del colegio. Habían estado tan equivocadas todo ese tiempo, jamás habían tenido la oportunidad de que su secreto como "las chicas merodeadoras" no saliera a la luz y ahora estaban viviendo las consecuencias de ello. 

Sirius besó la coronilla de Valerie y luego enredó los brazos por su cuello, abrazándole de la única forma que podía en ese momento.

-Ven a la cama, Val, las chicas seguirán aquí mañana cuando despertemos- pidió en su oído, preocupado. Por mucho que Valerie fuese su novia y todo lo que con ello conllevaba, ella seguía siendo la misma chica que se había convertido en su mejor amiga hace tiempo y le conocía muy bien- Nada les pasará aquí dentro.

-Puedes quedarte conmigo en la sala de los premios anuales, está más cerca- le insistió Lily sonriéndole con esperanza al ver que ella estaba a punto de negarse.

Valerie hizo un mohín y se inclinó para besar la frente de Sally antes de dirigir una última mirada al resto de las Skinny Queens y tomar la mano de Sirius.

-Solo si prometes levantarme a tiempo- murmuró mirando a la pelirroja con los ojos chiquitos por el sueño.

-Claro, cariño- corroboró la prefecta antes de que James entrelazara sus dedos y que le jalara fuera de la enfermería.

La chica de un MerodeadorWhere stories live. Discover now