Prólogo:

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El clan Gojo es conocido en el mundo como unos de los clanes más importantes en todo Japón, pese a tener al portador de los 6 ojos, el niño prodigio; Satoru Gojo.

Este niño con tan solo nacer causó un revuelo increíble y poco entendible gracias a su energía maldita que logró hacer que todas aquellas maldiciones que vivían libres en las calles se hayan llegado a esconder por tan solo su misma existencia.

Debido a las jerarquías de las subvenciones de castas todos murmuraban sobre que sería un Alfa justo. Otros que sería un idiota, y un millón de cosas más.

Satoru jamás pudo tener una vida normal, fue criado para llevar una gran responsabilidad sobre sus hombros la cual se le puso sin preguntar y sin que él lo pidiera de igual manera.

Para Gojo no había nada que hacer. A los 10 entendió todo lo que tenía que hacer para ser un buen Alfa para cuidar y proteger a una familia.

El chico a medida de que fue creciendo fue rechazando mentalmente esa idea. Aunque sabía que sería Alfa. No quería casarse, tampoco tener hijos, todo eso parecía más bien una política. ¿Donde queda el amor y todo lo de Disney?

Después de mucho tiempo esperando llega la asignación de Casta. Este lleva demasiado tiempo esperando eso, había estudiado demasiado de todo lo que acontencia y le causaba mucha ilusión, en el fondo Satoru deseaba ser médico. Tal vez si no tuviera su familia.

Aunque en parte su mayor interés era en el olor que tendría. En su inocencia de niño, quería algo que lo distinguiera como el. Y sin duda buscaría a alguien para marcarlo con su olor en cuanto lo tuviera. Necesitaba saberlo. Le llenaba de curiosidad.

—Satoru, Tu olor solo llegará después de tu primer celo, no hoy.—Habia explicado el ama de llaves que ayudaba al niño a acomodar sus cosas.

—¡Lo se! ¿Pero me dejaras tener todo oliendo a mi?—Sus ojitos de bebe le sacaron una risa a la Omega.

—Por supuesto que sí, con tal no perturbes a otros alfas de la casa.

Luego de aquello ambos se dirigieron con los demás. El médico lo examinaria y le daría los resultados, estaba bastante emocionado. La luna de Alfas estaba por llegar. Lo que significaba muchas cosas en este momento.

Pero entonces visualizo la cara de su madre al ver sus resultados. Confundido bajo de la camilla y se acercó con cuidado y algo de miedo a la mujer.

—Madre. ¿Esta bien?—Sus ojitos brillando por la incógnita fueron ignorados por la mujer que se dirigió a su marido.

—Omega.

—No digas tonterías.

El hombre le arrebató el papel y comenzó a quejarse con la enfermera la cual solo repetía que no había ningún error en el papeleo. La madre del albino camino con cuidado hacia su hijo y le revolvio su cabello.

—Oye...—Hizo una pausa.—No te preocupes pequeño, papá y yo nos encargaremos. Eres un omegita. Eso está bien. ¿Si?

Satoru ascendió, estaba confundido pero no le molestaba. Pensaba que sus padres ya sabían lo de su género desde antes y por eso lo habían educado así. ¿Verdad?

De todas maneras no tenía demasiado que pensar, aún era pequeño, eso era lo bueno.

Su primer celo no fue para nada lo que pensaba. Fue desesperante en todos los sentidos, se hacía bolita en su cama mientras lloraba y se preguntaba por que estaba solo. Que había hecho para sentirse tan mal.

Al crecer se dio cuenta que sus padres no eran felices con lo que era. Se encargó por si mismo de ocultarlo toda su vida. Sobre todo en frente de los familiares más lejanos los cuales habían dicho que podía ser un simple beta.

Blue Lights [Satosugu]Where stories live. Discover now