Te amo.

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Capítulo 5:

Satoru se había acostumbrado a todas las cosas que no deseaba, que lo tocaran y lastimaran en zonas de su cuerpo que no debieron ser tocadas jamás.

Satoru pensaba que eso era amor. Pensaba que aunque doliera eso era amor. Porque era el único amor que había conocido.

También había conocido a Megumi, había conocido ese amor. Y estaba bien con eso. Estaba bien protegiéndolo. Manteniendole a salvo.

Se sentía completo, lleno, o eso creia.

Había aprendido a ser obediente, a hacer todo lo que Toji decía. Que eso era lo correcto y desobedecerlo era pecado.

Cuando lo hacía, Toji hacia una presión en su marca. Hacia que se retorciera de dolor en sus celos con el único propósito de hacerlo sufrir, de humilarlo. Eso era lo que le hacía feliz.

Y desde siempre. Se había acostumbrado ese dolor. Cuando escapo, Toji siguió provocándole dolor atrás vez de la marca. Haciéndolo llorar en silencio todas las noches y a veces. No podía dormir.

A veces dormía demasiado para lo mismo, para que doliera.

Porque era un infierno, sentir que se quemaba tu propio cuerpo, y se lastimaba por dentro.

Cada día que pasaba el dolor era peor. Y estaba acostumbrado a vivir con ello. Con el sufrimiento inminente de tener que estar atado al dolor. A Toji.

Entonces, por primera vez en tanto tiempo, toco su marca. Con la boca abierta, mirandose a si mismo en el espejo, repitiendo una sola frase en su cabeza.

No duele

No podía creerlo. Había escuchando que cuando encontrabas a tu pareja destinada. Todo el dolor de marcas no deseaba desaparecía. Que todo dejaba de doler porque el amor podía más.

No podía creerlo de si mismo.

Pero, entonces. ¿Había lamido su cuello?

¿Cuando?

¿Por que?

La noche anterior:

Suguru había llegado después de una gran y larga charla con su profesor, había sido lindo revivir lindos momentos de su adolescencia, cuando llegó Megumi ya estaba envuelto en mantas y Satoru estaba con el apagando todo.

—¿Lo bañaste a la fuerza?— Con una sonrisa Satoru ascendió.— Pobre chico.

—No tanto, moría de sueño. Se acerca su primera luna...— Acaricio la bolita de sábanas. La luz de la luna choco contra su espalda, dejando ver una marca en su cuello.

Espera. ¿Una marca?

Silencio, Suguru analizo si hablar o no, atoro sus palabras y solo lo abrazo sacándole una linda sonrisa.

—Estas hermoso hoy...

—Lo se...— Dijo con simpleza.— Trataré de siempre estar hermoso para ti.

—Siempre eres hermoso para mí.— Mire sus lindos labios bajo la luz de la luna.— Siempre.

—¿Siempre?

Blue Lights [Satosugu]Where stories live. Discover now