Capítulo V: Del Arte de la Guerra

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Sun Tzu dijo en las últimas líneas de su estudio de engaño y conocimiento previo:

“Todas las guerras se basan en el engaño. El enemigo debe ignorar dónde me propongo librar la batalla, porque si lo ignora deberá estar preparado en muchos lugares; y cuando se prepara en muchos sitios, sólo tendré que combatir a unos cuantos hombres en cualquiera de ellos.”

En contexto de negocios, lo que llamas conocimiento previo es la información y la profunda compresión de lo que se relaciona con sus competidores: sus fortalezas, sus debilidades, sus planes, su gente. Y en las primeras líneas Sun Tzu escribió:

“La razón por la que el príncipe plecaro y el general sabio conquistan al enemigo siempre que actúan y sus hazañas sobrepasan la de los hombres comunes y corrientes, es el conocimiento previo.”

Intentar penetrar mercados con poca información es un error. Hay que reunir la máxima información sobre el mercado y los principales jugadores. La información es un arma en el campo de batalla, y en este mundo cruel, quien puede obtener de manera más óptima ma información es el espía, aquel que se disfraza entre la multitud y los monarcas.

Una mujer con máscara miraba de reojo por encima de la ventana del refugio, observaba las camionetas blindadas pasar junto a los tanques de un distrito que estaba en guerra civil. Contenía la respiración como suplicando de que no fueran localizados con los sensores térmicos ni los perros del Diablo.

—¡Abajo el régimen, abajo los Luciferistas!— dijo una mujer lanzando un cóctel molotov hacia la armada.

—¡Muerte a los Luciferistas!— recalcó un niño lanzando una granada cegadora.

Personas lanzaron gasolina desde la terrazas hacia los militares, los mismos comenzaron a disparar hacia los techos, y los civiles no quedan conformes y lanzan otro cóctel molotov que hace que toda la gasolina se prenda en gigantescas llamas, los militares empiezan a quemarse y tratan de disparar a los civiles pero las llamas son demasiado, el mismo niño sacó una RPG y con ayuda de otro niño lo sostuvieron para dirigir el proyectil al tanque, uno de los tanques explota y con ello se genera un gran estruendo que hace que varias partes de la edificios vuelen por los aires. La gente se oculta mientras pasa la cortina de ceniza y humo, no se escucha nada más que las llamas consumiendo las maderas de algunos de los viejos negocios del Distrito.

—¿Se acabó?— se preguntó uno de los civiles mientras se levantaba— ¡Revisen si hay heridos o fallecidos, tienen 5 minutos!.

—¡Si señor!— exclamaron los niños al mismo tiempo. Bajaron rápidamente deslizándose por los escombros.

—¿G-Ganamos?.

—Por el momento, pero tenemos que movilizarnos, los perros del Diablo debieron traer a refuerzos. Tenemos que desplazarnos al siguiente refugio.

Los niños se dirigieron hacia los tanques y los militares, estos estaban completamente calcinados debido a la explosión, dieron un silbido característico para indicar que por el momento no había enemigos vivos, pusieron unas bombas y granadas en el suelo y luego pasaron un hilo en los seguros de estas, tirando la línea hacia una de las mujeres que estaban a los alrededores. Continuaron investigando los escombros cercanos a la explosión y no había ningún otro cuerpo que no fuese de un enemigo, o eso creían.

—¡Ey, hermano! Aquí hay un cuerpo— viendo una mujer entre los escombros.

—Vamos a sacarla entonces— se acercó a los escombros y empezó a detallar más a la mujer, reconoció aquel semblante en su hombro y lo exaltó— ¡Encontramos a alguien!.

—¡Rápido, vamos a sacarla de ahí!— ordenó el líder.

Los hermanos trataron de mover los escombros pero les costaba, en medio de la desesperación uno de ellos bajó la intentó levantar desde allí abajo para poder subirla a la superficie. Hicieron todo lo posible pero tardaron mucho y los refuerzos de las tropas llegaron.

Hackeando la Justicia 2: A las calles de Detroit Where stories live. Discover now