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Donghae



Me estremecí cuando la puerta
se cerró de golpe. Sorprendido
que el sonido hubiera conseguido
penetrar la niebla de miedo y el
martilleo en mi corazón.

Me sentía aturdido . Me senté
lentamente. Me dolía el cuerpo,
y no estaba seguro si era de
mi lucha con Wolf o si era el
terror manifestándose de una
manera más física. Ya no sabia
nada. Mi mundo había sido
destruido, y pronto compartiria
el mismo destino.

Wolf se habia ido, me habia
perdonado por ahora, pero
volvería. Volveria.

Volví la cabeza muy lentamente
y miré hacia abajo en mi camisa
rota, en mi hombro desnudo.
Recordé su toque alli. Mis dedos
rozaron la piel, y me estremecí
luego tracé mi garganta y el
lugar debajo de mi oreja. Su
toque seguía allí, como una
huella.

Cerré los ojos y solté un fuerte
Suspiro. Mi latido no ralentizó .
Mi corazón se aceleró, Como si
estuviera ansioso por alejarse
de mi pecho, fuera de mi cuerpo.
Me hubiera gustado que fuera
tan fácil, dejar tu cuerpo,
vagar a la deriva a mejores
lugares y tiempos. Pero ese era
un pensamiento tonto. No habría
ningún milagro que me llevase
lejos de este lugar, del alcance
de Wolf.

La mayor parte de mi vida
habia vivido en una burbuja,
alejado de la realidad que tanta
gente enfrentaba. Ya no podía
permitirme ese lujo. Si quería
huir de mi destino, tendría
que salvarme a mí mismo. Nadie
vendría a mi rescate, ni mis
guardaespaldas que ahora servian
a Falcone, aunque probablemente
siempre lo han hecho.

Ni mi prometido traidor. Ni mi
padre, que probablemente ya
había sido arrojado a un lugar
donde nadie pudiera encontrarlo,
o se lo habían dado a los perros
de pelea de Falcone como un
aperitivo. Mi pecho se apretó,
pero luché contra la emoción. No
tenía sentido compadecer a los
muertos. Ya no tenían nada que
perder. Pero yo si, mi madre sí,
Yuqi también.

Dejé escapar un sollozo
estremecido y rápidamente sujeté
mi palma sobre mis labios. No
quería que Wolf me oyera, que
le excitara y cambiara de idea
en cuanto a perdonarme por esta
noche.

Me arrastré hacia el borde de la
cama y puse un pie en el piso
de madera, luego esperé a que
mis músculos dejaran de temblar
antes de que me atreviera a
ponerme de pie. Mis piernas se
sentían inestables. Todo lo hacía.

Miré alrededor. Esta habitación
era aún más escasa que la
anterior. Las paredes estaban
vacías. Las tablas de madera
completamente rayadas. Me mire
y manchas de sangre embarraban
mi camisa. Estaba arruinada,
no soportaba llevarla ni un
segundo más. La arranqué de mi
cuerpo y envolví mis brazos
alrededorde mí. No había ropa en
el destartalado armario. Todo
lo que tenía todavía estaba en
mi casa. No había otra puerta
excepto aquella por la que habia
salido Wolf, asi que no tenía
un baño para mí. No había nada,
excepto los muebles viejos.

Me hundí de nuevo en el colchón.
Tal vez podía tratar de salir
furtivamente de la casa después
del anochecer. Coloqué la manta
sobre mis hombros, cubriéndome.
Si Wolf regresaba, al menos la
manta me cubriría. Como si eso
lo detuviera.

Oí un olfateo y luego arañazos
en la puerta. Mi cuerpo se
tensó con miedo a medida que
me arrastraba hacia la puerta.
Sonaban como perros. Cuando
llegué frente a la puerta un
ladrido profundo sonó y di un
salto hacia atrás. El perro
sonaba grande, peligroso. ¿Acaso
padre no había mencionado una
vez que Falcone criaba perros de
pelea para entretenerse?

Mi cabeza tambaleó. Esto era
demasiado.

Retrocedí y volví a caer sobre
la cama. ¿Y Si los perros
encontraban un modo de entrar?
Probablemente me harían pedazos.
Para eso es que habían sido
criados y entrenados. Los
rumores decían que Falcone hacia
millones con apuestas en peleas
de perros.

Scarred Heart Where stories live. Discover now