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Donghae

-¿Por qué siempre me dejas
después de dormir juntos?
-Intenté sonar meramente curioso
pero se me filtró un poco de
vulnerabilidad.

-No puedo dormir con alguien más
en la cama -dijo-. Ni siquiera
pensé que pudiera compartir
una casa... -miró alrededor a
nuestro nueVo entorno- ... o
apartamento con nadie.

-¿Por qué? -Dudaba que le
preocupara que lo fuera a matar.

-Simplemente no puedo. Prefiero
estar solo, preferia estar solo.

-¿Ya no? -pregunté esperanzado.

-No duermo muy bien. Y si
alguien estuviera en la cama
conmigo, sería peor-dijo Wolf,
en lugar de responder a mi
pregunta.

-Quizás solo necesitas
acostumbrarte. Quizás tome
tiempo. Has estado solo mucho
tiempo.

-Siempre -murmuró-. Siempre he
estado solo. Incluso cuando
mi madre todavía estaba viva,
trabajaba mucho, especialmente
de noche -fue su simple
respuesta-. Y después que la
mataron y quedé con Bud, estaba
agradecido por la soledad. Estar
solo era significado de no
sentir dolor. Eso estaba bien.

Mi corazón se apretujó por él.
Tanto horror en su pasado. No
sabia si yo, si cualquier cosa
pudiera alguna vez competir con
eso, ganarles alguna vez a las
sombras de su pasado.

-Los humanos no están hechos
para estar solos. Necesitamos
a alguien. Está en nuestra
naturaleza. Necesitamos ser
tocados. Necesitamos hablar con
alguien, tener a alguien en
quien confiar. De otra manera
nos convertiríamos...

-En alguien como yo -retumbó
Wolf-. Estoy mejor solo. Estoy
hecho para estar solo.

Miré sus tatuajes, los bordes de
sus cicatrices, sus ojos duros.

-Quizás tienes razón.

Incluso si no queria aceptarlo,
quizás Wolf era una de esas
personas que no podía estar con
otras mucho tiempo.

No intenté detenerlo esta vez
cuando se levantó. Mis ojos
siguieron la línea de músculos
de sus amplios hombros hasta su
firme trasero. Mis mejillas ya
no se calentaban, pero el fuego
en mi interior se encendió una
vez más con la vista. Nunca
antes había sentido algo así.
Había tenido flechazos, había
sentido mariposas, pero esto
era algo más, algo más fuerte
y oscuro. Lo deseaba, quizás
incluso. . . lo amaba.

No podía estar seguro. No
ahora, no cuando mi vida estaba
agitada y las decisiones no me
pertenecian. ¿Podía el amor
nacer de la cautividad? ¿No era
algo que solo podía surgir en
libertad?

Wolf no giró de nuevo mientras
avanzaba hacia la puerta y se
iba. El fuego en mi murió como
si alguien lo hubiera apagado
con agua.

Tiré de las sábanas hasta mi
barbilla.

Nunca había sabido que la
soledad viniera con esa
sensación de hielo cubriendo mi
piel. Frío. Sentía frío. Todavía
me sentia sensible alli entre
mis piernas por Wolf, pero el
resto de mí no era nada. Ese
dolor entre las piernas era todo
lo que me recordaba a Wolf.

Pronto, Si... cuando nuestro
plan tuviera éxito y
estuviéramos a salvo, ¿qué me
pasaría? ¿A Wolf y a mí?

Él lidiaba con sus emociones.
La mayor parte del tiempo, ni
siquiera estaba seguro que él
pudiera entenderlas. Quizás
para él eran lo que las letras
son para las personas con
dislexia. Pero esas personas
podían aprender a vivir con sus
limitaciones, y aprendían a leer
y escribir a pesar de ellas. Asi
que, ¿por qué Wolf no podría
aprender las emociones? Ya había
avanzado un largo trecho de
cuando nos habíamos conocido
por primera vez, quizás las
emociones eran extrañas para él,
como la pasión lo había sido
para mi, pero no siempre tenía
que ser así.

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