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Donghae


Esa noche desperté dos veces por
las pesadillas . Sin embargo, no
por las mias.

Wolf se retorcía y jadeaba
en su sueño. No me atreví
a despertarlo. Tenía el
presentimiento de que no le
gustaría que yo supiera de
sus problemas. Era extraño
verlo perturbado; su cara
retorciéndose en agonía. Nunca
habia considerado que hubiera
algo que pudiera mortificarlo
tanto. Tal vez era más humano de
lo que había considerado.

El no estaba en la cama cuando
desperté, lo encontré en la
cocina recargado contra la
encimera con una taza de café
en la mano como de costumbre.
Aún ahora que teniamos una mesa
en la cocina del penthouse, él
prefería permanecer de pie.

Coco y Bandit estaban sentados
a su lado, viéndolo con ojos de
adoración.

-Buenos días -dije.

Wolf llenó una taza y me
la dio. Yo sonreí y rocé
brevemente su antebrazo enseñal
de agradecimiento. No se
aparto pero su mirada me hizo
detenerme. Bebí mi café y lo
dejé que se tomará el tiempo
necesario para decir lo que
necesitara.

-Tengo una solicitud -dijo Wolf
tranquilamente.

-Está bien. - ¿Qué podría
necesitar que haga?

Miró hacia Coco y Bandit.

-¿Cuidarás de mis perros en caso
de que algo me pase?

Fruncí el entrecejo.

-No te pasará nada. Todos iremos
a Seúl, juntos.

-Deberías considerar la
posibilidad de mi muerte -habló
con voz ronca- .Estoy seguro que
es algo que has deseado con
frecuencia.

Debería esperarlo, y al
principio lo hice. Después de
todo, yo mismo había intentado
matarlo. Pronto estaríamos
arriesgando nuestras vidas. Tal
vez esta sería la última vez que
estariamos juntos. Era extraño
pensar en eso. Aún más extraño
era que me sintiera triste por
eso.

Analicé su rostro, ya no le
tenía miedo y tampoco deseaba su
muerte. Me estire muy lentamente
y tracé la cicatriz alrededor
de su cuello. Wolf se paralizó,
pero no me detuvo. La sorpresa
me inundó, se sintió como un
milagro que él me dejara hacer
eso y de repente, en lo más
profundo, sentí miedo. Miedo de
mis emociones y lo que el futuro
me preparaba.

-No morirás. Eres la persona más
fuerte que conozco -susurré. Me
paré muy cerca de él, y fijé mis
ojos en los suyos.

-No lo soy. -Sus ojos oscuros me
arrastraron. Tantos horrores se
escondían detrás de ellos, y aun
así no lo odiaba, ya no. ¿Cómo
permití que esto pasara?

-¿Qué está pasando con nosotros?
-pregunté tranquilamente. Wolf
frunció el ceño. -¿Qué soy para
ti?

-Tú eres mío -dijo simplemente.

Suyo. ¿Su propiedad? ¿Su regalo?
¿Solo eso, o había más? No
importaba. Una vez que estuviera
en Seúl, no habría futuro para
nosotros. No podría estar con
Wolf. No, no podía hacerle esto
a mi madre y hermana. Ellas no
lo entenderían, y como podrían,
si ni siquiera yo sabía cómo
había pasado.


Wolf

-Cuidaré de tus perros si eso es
lo que quieres -dijo Donghae.

Wolf queria muchas cosas, cosas
que nunca antes había querido.
Más que nada, queria decirle que
no quería perderlo. Y que por
primera vez en su vida tenía
miedo de morir porque queria
tener más tiempo con él, y a la
vez tenia miedo de no morir y
verlo partir al momento en que
Ilegaran a Seúl.

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