💫 CAPITULO 4 💫

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No había duda: Gulf Benson necesitaba ser vigilado. Torres ya se había solucionado de una manera grotesca, pero ¿y si Gulf tenía otros enemigos? ¿Quién más podría tratar de herir al hombre que ya había sido herido tanto en su vida?

Con la Navidad tan cerca, Gulf no parecía estar interesado en la celebración. Ni siquiera mostró tener conocimiento de ella en lo absoluto. Mew lo sabría. Pasaba varias horas cada día en “El Otro Lugar” dentro del apartamento de Gulf. Gulf no sabía que estaba ahí. Gulf no podía verlo o escucharlo. Gulf seguía con su día a día mientras Mew lo observaba desde detrás de la protección de magia y aprendía algunas cosas.

Por ejemplo, Gulf nunca se levantaba cuando sonaba la alarma. Como un pájaro energizado, el celular de Gulf silbaba cada nueve minutos por aproximadamente cuarenta y cinco antes de que Gulf de verdad saliera de su cama en una camiseta y shorts deportivos, con el corto cabello marrón desordenado. Hacía su cama de manera minuciosa a detalle y luego hacía té. Gulf no hacía nada más que mirar a la tetera en la estufa hasta que chillaba, y luego se tomaba el té con miel. No desayunaba. Usualmente se tragaba su té rápidamente y desaparecía en el baño para prepararse para el día.

De lo que pudo observar Mew, Gulf tenía 6 camisas Polo, tres abrigos con capucha y dos pares de jeans que rotaba día a día. Siempre se ponía el abrigo de los Beatles y sus botas de combate, y siempre se ponía su cadena de plata que le había dado Mew, escondiendo la decorativa esmeralda debajo del Polo de cualquier color que tuviera puesto ese día. Salía de su apartamento alrededor de las 8 AM.

Cuando Gulf se iba al trabajo en el centro de rehabilitación cada mañana, Mew esperaba en la casa de Gulf. Como el armario de Gulf, el apartamento era minimalista. No había cuadros de Gulf con amigos, sin arte en las paredes. Había unos cuantos libros—la mayoría libros acerca de la adicción y salud mental. Pero, oh, la colección de música.

Su colección era inmensa. Le tomó varios minutos a Mew encontrar el álbum del “Magical Mystery Tour”, pero no era el que Mew había traído una Navidad hace tanto tiempo. No brillaba con su magia. Indudablemente, esa copia ya había pasado a mejor vida: perdido en las mudadas de Gulf de casa de acogida en casa de acogida. Era un milagro que hubiera podido guardar el globo de nieve.

Gulf regresaba del trabajo entre las 6:30 y 7 PM cada día. Cuando se había ido por la mañana, había olido su gel de baño: algo distintivamente limpio y varonil. Cuando regresó a casa, solía oler a vomito o suciedad. A veces, tomaba una segunda ducha después del trabajo. Otra veces, simplemente sacaba una lata de agua con gas saborizada de su nevera, ponía música en su tocadiscos, y se derretía contra el sofá con un fuerte suspiro. Gulf era muy aficionado a los suspiros fuertes.

En esos momentos, Mew se sentaba directamente al lado de Gulf y lo observaba.

Gulf era masculino pero femenino. Su alto, esbelto cuerpo; su caminar; su hablar -todo masculino. Pero femenino en la lindura de sus rasgos- la larga y delgada nariz; gigantes ojos verdes; y un labio inferior carnoso. Era de alguna manera intimidante y lindo. Ambos. Intimidante de una manera que mordía como un perro rabioso ante los hombres que lo lastimarían u otros. Lindo de manera como su abrigo de los Beatles. Lindo con sus pecas en la nariz. Lindo cuando a veces bailaba distraídamente mientras picaba los vegetales en su cocina, sus caderas al vaivén de cualquiera que fuera el álbum que hubiera considerado apropiado para el día.

Nunca hablaba por teléfono. Pasaba poquito tiempo en su computadora. Si traía el trabajo a la casa, era en forma de papeleo -expedientes con nombres de niños en ellos, evaluaciones psicológicas, historiales médicos-. Gulf solía maldecir ante estas pilas de papel. Solía enterrarse las manos en su pelo y cerraba sus ojos por largos, silenciosos minutos antes de volver a trabajar.

MIENTRAS DUERMES - MEWGULFحيث تعيش القصص. اكتشف الآن