💫 CAPITULO 8 💫

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Gulf le dio a Mew un beso en la mejilla antes de salir del apartamento, no vistiendo un suéter feo esta vez sino un polo morado lila con una sudadera con capucha, jeans y su siempre presente abrigo de Yellow Submarine (canción de los Beatles). Ahora, Mew esperaba en el sofá de Gulf y miraba su reflejo en la pantalla de televisión en blanco.

Gulf no tardaría mucho en darse cuenta de las cosas. Mew entendía que podía sentirse un poco molesto al inicio, pero pronto se daría cuenta de que era lo mejor. Gulf era algo precioso, que siempre debió haber sido atesorado.

Y siempre lo sería.

Mew entró en el dormitorio y contempló la cama deshecha. Revivió varios momentos de las relaciones sexuales de ambos, y notó que Gulf se había olvidado de su collar plateado cuando salió del apartamento. De todos modos, ya no lo iba a necesitar.

Más tarde, Mew lo escuchó antes de verlo. Escuchó a Gulf gritando su nombre más allá de la puerta principal. Entonces, la puerta se abrió de golpe. Gulf se apresuró a entrar, su pelo corto jalado en puntas arrastradas por el viento y sus ojos desorbitados.

Se quedó helado en cuanto vio a Mew. —¿Qué has hecho?

Mew se puso de pie en toda su estatura y permaneció en silencio.

La voz de Gulf tembló. —Mew, ¿qué diablos hiciste?

—Será mejor de esta forma. Ya verás.

Gulf lo empujó en el pecho, pero Mew no se movió. —¡Déjame salir!

—Nadie podrá hacerte daño aquí dentro. Nadie te hará daño nunca más. No envejecerás, ni morirás. Estarás seguro.

—¡Soy invisible! —Gulf gritó. Se alejó de Mew y regresó —. Fui a trabajar y nadie podía verme. Les grité en la cara, y nada —Tiró de la parte delantera de su camisa —. ¡Soy un fantasma!

—No —Agarró los hombros de Gulf con fuerza —. Estás en "El Otro Lugar". Podremos estar juntos aquí. Dijiste que esto no terminará bien. Ahora, no habrá un fin en absoluto.

Le temblaba la barbilla. —Déjame salir, Mew. No puedes hacerme esto. Por favor.

—Está bien —Sonrió y pasó el pulgar por la mejilla de Gulf mientras ignoraba las raras lágrimas que se formaban en las esquinas de los ojos verdes —. Ya lo verás.

. 。・゜✭・.・✫゜・。.

Gulf no lo hizo.

El primer día, salió a la ciudad y Mew le dio su espacio. Gulf regresó a última hora de la tarde, con la cara hinchada y enrojecida por lo que Mew supuso eran horas de llanto. Le gritó tonterías a Mew, quien permaneció en su lugar habitual en el sofá. Gritó acerca de tomar el metro hasta la última estación y volver. Dijo que les había gritado a extraños en la cara. Que había ido a iglesias con la esperanza de alguna intervención divina.

Nada.

No había forma de escapar del "Otro Lugar", pero estaba bien, porque Gulf siempre estaría a salvo allí con Mew. Si tan solo Gulf dejara a Mew tocarlo, quizás así se calmaría y entendería que era lo correcto. Sin embargo, Gulf no lo dejaba tocarlo.

Pasaron tres días y no dejaba que Mew se acercara a él. Gulf rara vez se permitía siquiera estar en la misma habitación. Cuando Mew fue a la cocina a prepararle el té a Gulf —el cual nunca bebió—, Gulf se fue hasta la sala de estar a mirar por la ventana. Si Mew hubiese estado en la sala de estar, Gulf se habría ocultado en el dormitorio. Mew a veces escuchaba el sonido de sus sollozos, los odiaba, pero los soportaba porque tenía la seguridad de que Gulf vería todo más claramente. Tenía qué.

MIENTRAS DUERMES - MEWGULFHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin