04

262 40 1
                                    

Había pasado exactamente una semana desde que no tenía ningún tipo de información sobre Samanta y está de más decir que estaba preocupado, muy preocupado. Hice mal en irme aquella noche, ¿verdad? Tendría que haberme bajado de ese maldito auto e ir a separarlos. Si hubiera traído a Samanta conmigo, si me hubiera quedado un poco más, si tan solo... Ya no tenía caso, el "hubiera" no arreglaba nada, menos pensar en posibles escenarios que no pasaron. Incluso debo admitir que fui al restaurante del tal Nanon, pero nada, él tampoco estaba.

No tenía mucha esperanza, pero aun así busqué de nuevo el número de Samanta entre mis contactos y le marqué. Fueron unos largos segundos hasta que escuché la voz de la contestadora. Caminé de un lado a otro mientras miraba fijamente el celular, no es como si eso pudiera ayudarme a obtener la información deseada, pero no sabía qué más hacer. ¿Debería llamar a la policía? ¿Enfrentar a Nanon? Imposible, el chico también había desaparecido del mapa, ¿ir a su casa? Tampoco, no sabía dónde vivía. Las opciones eran bastante limitadas.

Cuando escuché la puerta de entrada abrirse, por un momento me ilusioné, pensé que tal vez podría ser ella, así que sin dudarlo salí de mi habitación. Para mi decepción, solo era Drake. ¿En qué estaba pensando? Ella nunca entraba sin tocar el timbre, ¿por qué empezaría ahora?

—Yo también estoy feliz de verte —murmuró Drake con sarcasmo mientras rodaba los ojos.

—Lo siento, yo solo creí que...

—Si estabas esperando que venga, no creo que eso pase, ella está en el hospital.

Sentí como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mí y por un momento, deseé haber hecho las cosas diferentes esa noche. Mi corazón parecía que iba a salirse de mi pecho en el momento que caminé hasta Drake, agarrándolo del brazo y llevándolo conmigo. Él debía saber en qué hospital estaba Samanta, ¿no? Entonces tenía que llevarme.

 Él debía saber en qué hospital estaba Samanta, ¿no? Entonces tenía que llevarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Podrías bajar la velocidad? —se quejó con voz temblorosa—. Soy demasiado joven, ¿entiendes? Ni siquiera tengo novia.

—Solo cierra la boca, Drake.

¿Qué no podía entender que estaba muriendo de preocupación? No estaba para sus bromas absurdas.

—Ohm, intenté decir esto desde que salimos, pero Samanta no es la que está herida.

Justo cuando mi mente procesó bien esas palabras, bajé un poco la velocidad, sin atreverme a desviar la atención del camino para mirar a mi amigo. Entonces... ¿Samanta no estaba herida? ¿Qué hacía en el hospital entonces? ¿Será que está visitando a algún familiar?

—¿Entonces?

—Es Nanon...

—¿Nanon? —Imposible, ese chico estaba más que bien la última vez que lo vi. ¿Qué le podría haber pasado? —¿Qué le pasó? —pregunté, sin querer demostrar interés en mis palabras, aunque la verdad era que tenía muchas dudas.

—Accidente de auto —dijo simplemente.

Cuando llegamos al hospital, detuve el auto en frente y me quedé allí sentado, sin saber qué hacer. El del accidente había sido Nanon, y siendo sincero, solo sabía eso, sobre su estado de salud en esos momentos estaba totalmente desinformado. Golpeé los dedos contra el volante, mientras mordía mi labio inferior y miraba de reojo la entrada al hospital. ¿Entro o no entro?

—Solo vamos, ¿para qué hacer tanto drama? No me hiciste venir acá para nada, Ohm, no lo voy a permitir.

—Está bien. Solo quiero ver a Samanta, el resto no me importa —aseguré mientras bajaba del auto.

—Cierto, ¿no? Tal vez hasta tienes suerte y Nanon está en el más allá en estos momentos.

—Supongo que me serviría —aseguré.

Me arrepentí a los pocos segundos de decir eso, ya que cuando giré pude ver a unas señoras mirándome escandalizadas. Seguro en sus mentes yo era la reencarnación de Lucifer por haber dicho algo tan cruel e inhumano. Que no estábamos hablando en serio, ¿eh? Puede que me caiga mal y todo eso, pero hasta yo tengo mis límites. No quiero que el chico muera.

Miré alrededor, sin saber qué hacer exactamente, ¿debería simplemente acercarme y preguntar por Nanon como si fuéramos amigos de toda la vida? Por Dios, qué hipocresía. Los dos nos odiábamos, no tenía sentido hacer eso. Tal vez solo debía irme, y eso estaba por hacer, cuando una cabellera castaño claro bastante familiar apareció ante mi visión.

—¡Samanta!

Ella giró a verme, con los ojos bien abiertos. Creo que hasta pude ver por unos segundos cómo su respiración se detenía, hasta que dejó escapar una risa mezclada con llanto y corrió a abrazarme. Tener mis brazos rodeando su cuerpo nuevamente me hacía sentir tan tranquilo, que hasta sentí que podía respirar con calma, dejándome llevar por el delicioso olor a coco que su cabello emanaba.

—Estaba tan preocupado. ¿Estás bien? No te hicieron daño, ¿verdad?

—Estoy bien —aseguró, limpiándose las lágrimas mientras se separaba de mí— pero Nanon, él...

—¿Él qué? —pregunté, aunque ya sabía un poco qué sucedió.

—Se puso muy mal cuando le dije que no quería ser más su novia, y se... Se paró en medio de la calle justo cuando un... Un...

No pudo seguir hablando porque los sollozos se lo impedían. Yo solo pude atraerla a mí y abrazarla en modo de consuelo, sintiendo su cuerpo temblar ligeramente debido al llanto.

—Él va a estar bien, no te preocupes.

Ella negó contra mi pecho, aferrándose aún más a mí.

—Se está muriendo, Ohm. No saben si va a sobrevivir esta semana. Ni siquiera saben si va a pasar de esta noche.

¿Qué? Él... ¿Qué...?

No sabía qué decirle, no tenía nada que decirle. Nanon... Él de verdad...

—Nada de lo que pase va a ser tu culpa, Sam —fue lo único que pude decir.

—Ven conmigo.

Por un momento pensé que iba a querer ir afuera, pero en lugar de eso agarró mi mano y me llevó por los pasillos hasta uno de los cuartos. ¿Cómo ninguna de las enfermeras se acercó a detenernos? Ella es la novia, pero yo no era nadie, era un desconocido, ¿por qué me dejaban pasar? Pésimo servicio, 0 estrellitas.

Samanta inhaló profundamente un par de veces antes de finalmente abrir la puerta. Lo que vi adentro me dejó sin palabras, inmóvil. Nanon tenía la cabeza vendada, unos moretones e incluso uno que otro rasguño en el rostro y un yeso en la pierna izquierda. Se lo veía tan... mal.

Sentí algo en mi pecho, como si mi corazón se hubiera apretado dolorosamente y mi respiración se hubiera cortado unos segundos. Nunca pensé ver a alguien así, en ese estado. Sé lo que dije hace unos momentos, pero juro que era una broma, yo no quiero que mueras Nanon, así que no lo hagas... por favor.

Wrong (OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora