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Samanta dormía tranquilamente en mi cama mientras yo observaba detenidamente las fotos que había tomado con mi celular. ¿Sería lo mejor demandarlo, verdad? Sin embargo, por alguna razón, no podía quitarme de la cabeza esa expresión frustrada y agotada que tenía cuando me vio. Parecía querer decirme algo, pero en lugar de eso, se quedó en silencio.

No es como si tuviera mucho más que decir de todos modos. Él le había hecho daño a Samanta, y yo lo descubrí en el proceso. Fin. Eso era todo.

Dejé el celular en el escritorio antes de ir a acostarme junto a Samanta. Mañana hablaría con ella sobre lo sucedido y le informaría que tengo las pruebas necesarias para demandarlo. ¿No sería suficiente? Sí, era lo mejor y lo correcto.

Al darse cuenta de mi presencia a su lado, se aferró a mí en busca de consuelo.

—No te preocupes, no te va a pasar nada —susurré con voz suave y reconfortante, tratando de tranquilizarla.

—Me alegra que hayas llegado, Ohm. No sé qué hubiera pasado si...

—Shh, no pienses en eso —la interrumpí—. Mañana toda esa pesadilla va a terminar.

Eso atrapó por completo su atención, haciendo que levantara la cabeza y me mirara fijamente con curiosidad.

—¿Por qué dices eso?

—Porque vamos a demandarlo, es lo mejor, de esa manera nos dejará en paz.

Sentí cómo su cuerpo se tensaba contra el mío, mientras forzaba una sonrisa falsa que no lograba ocultar su incomodidad.

—Ohm, no podemos hacer eso... Aunque me encantaría, Nanon tiene información comprometedora sobre mí que podría usar en mi contra.

—¿Qué? ¿Qué podría tener Nanon sobre ti?

Samanta inclinó la cabeza, luciendo visiblemente apenada. En el momento en que se alejó de mí, se sentó en la cama y comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, supe que algo no iba bien.

—Nunca te lo dije, pero mi madre... Ella tenía su pequeño secreto: una adicción al alcohol. Bebía todas las noches, no había forma de que pudiera detenerla. Un día, ella dejó escondida una botella de licor en mi mochila y cuando fui a la escuela, todos la vieron. Después de eso, empezó a correr el rumor de que yo era una alcohólica y drogadicta —dijo con la voz quebrada —. Ohm, Nanon tiene algunas fotos y videos de aquel incidente, y si llegara a filtrarlo, quién sabe cómo reaccionarían las personas de nuestro alrededor... No me gustaría volver a pasar por esto, y mucho menos arrastrarte a ti también.

Apreté los puños con molestia al escuchar eso. Tan solo escuchar lo que había pasado por culpa de su madre era tan molesto, y pensar que Nanon lo usaba para mantenerla bajo su control. ¿Cómo podía ser alguien tan cruel?

—No te preocupes, Sam, yo voy a protegerte. No voy a dejar que nada malo te pase —afirmé con seguridad —. Sin importar qué, voy a estar a tu lado.

Samanta me miró con una mezcla de gratitud y tristeza en sus ojos. Sus manos seguían jugando nerviosamente con sus dedos, como si estuviera ocultando algo más, pero lo dejé pasar. Confiaba lo suficiente en mi novia, si ella tenía algo que decirme, entonces lo haría.

—Ohm —susurró ella, parecía conmovida con mis palabras—, Eres tan generoso al ofrecerte a protegerme. Realmente eres la única persona en la que puedo confiar. Tengo mucha suerte de tenerte a mi lado, ¿qué haría sin ti? Por eso mismo, me gustaría pedirte que me hagas un favor.

Levanté las cejas, centrando mi atención en ella, y asentí con la cabeza, indicando que estaba atento a sus palabras. Ella dejó escapar un suspiro, parecía bastante dudosa pero decidida al mismo tiempo.

Wrong (OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora