17

205 26 21
                                    

P.V Ohm

—¿Por qué no llamaste a la policía? —cuestionó Drake mientras examinaba las fotografías—. Alguien entró a tu casa.

—Esas fotografías son las que iba a utilizar como evidencia en contra de Nanon —confesé, evitando el contacto visual con mi mejor amigo.

Drake permaneció en silencio, pero sabía que aún no estaba de acuerdo conmigo. Para ser honesto, ni siquiera yo sabía qué debía creer y qué no. ¿Estaba tomando la decisión correcta? Ya perdí la cuenta de cuántas veces me hice esa misma pregunta, pero mientras más pasa el tiempo, en lugar de aclarar mis dudas estoy más confundido.

—Esas fotos no fueron las únicas —dije después de unos incómodos minutos de silencio—. Abre el primer cajón.

Como mi mirada seguía clavada en la puerta, no pude ver el momento en el que abrió el cajón, pero sí pude escucharlo. Allí adentro, había más fotos, pero en estas solo estaba Nanon. Solo era Nanon. Trabajando, comiendo, corriendo... Dios, incluso había una en la que se estaba cambiando. ¿Quién demonios lo estaba siguiendo? ¿Quién nos estaba siguiendo?

—"Esto es por Samanta"

—¿Qué? —por primera vez desde que llegó, me giré a ver a Drake, quien sostenía entre sus manos una de las fotos y leía lo que estaba escrito detrás.

Eso no lo había visto antes.

—Todo esto lo están haciendo por Samanta.

—¿Crees que sea mi culpa? —cuestioné, escuchando mi propia voz temblorosa. No quería saber la respuesta, pero al mismo tiempo, la verdad era innegable.

No podía evitar sentirme culpable por todo lo que le estaba sucediendo a Nanon. Tal vez era mejor poner fin a todo de una vez.

—Voy a dejar de hablar con él —aseguré, dando por terminada la conversación.

—Voy a dejar de hablar con él —aseguré, dando por terminada la conversación

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

P.V Nanon

Cuando Ohm mencionó que debíamos hablar, nunca esperé encontrarlo esperándome en la puerta de mi casa al regresar del trabajo. No podía ver su expresión porque estaba de espaldas a mí, pero su postura con los brazos cruzados y el constante golpeteo de su pie en el suelo me indicaba que algo no iba bien.

—¿Ohm? —lo llamé con cautela, mientras se giraba hacia mí con una sonrisa tensa.

Por un momento, consideré sugerirle ir a una plaza cercana o simplemente dar un paseo, pero la intranquilidad evidente en Ohm me preocupaba de sobremanera. De todas formas, no creo que pase nada por invitarlo a mi casa ¿no? Somos amigos.

Contuve la respiración por unos segundos, reflexionando sobre lo que iba a decir. Quizás pueda parecer algo ridículo, pero considero mi hogar como un lugar muy privado, y no suelo invitar a alguien que acabo de conocer. Pero es Ohm...

—¿Quieres pasar? —finalmente dije, con cierta vacilación que no pude disimular.

Ohm abrió los ojos con sorpresa. Parpadeó un par de veces y alternó su mirada entre la puerta de mi casa y yo, antes de asentir.

Pude percibir un brillo extraño en su mirada, algo que no supe identificar claramente, así que simplemente lo ignoré y abrí la puerta para que ambos pudiéramos entrar.

—¿Deseas algo para tomar?

Ohm negó con la cabeza. Bien, supongo que no es buen momento.

Siempre me han incomodado los silencios como este, ya que no soy bueno para iniciar una conversación para acabar con el. ¿Qué debería decir? ¿Preguntar por su trabajo? Hace apenas un día las cosas parecían ir bien, pero bastaron unas pocas horas para que la incomodidad se interpusiera entre nosotros.

—¿Puedo pasar al baño? —preguntó él después de unos interminables minutos.

—Por el pasillo, la puerta a la izquierda —indiqué, tratando de sonar lo más amable posible.

Ohm asintió y me dedicó otra sonrisa tensa antes de dirigirse hacia el lugar que le había señalado.

Decidí responder algunos mensajes mientras esperaba, algunos de Jimmy, otros de Sea y algunos de mamá. No eran muchos. En realidad, no tengo muchas personas con las que hablar.

Jimmy

No te preocupes, cuando consigamos las pruebas suficientes vamos a poner a esa loca tras las rejas.

Pero asegúrate de mantener las pruebas que ya tenemos a salvo, ¿esta bien?

No hagas como yo...

Quiero decir...

Algo extraño ocurrió con mi celular y tuve que formatearlo.

Pensé que también había guardado todo en mi computadora, pero parece que no fue así.

Cuida mucho las pruebas, Nanon, son todo lo que tenemos.

¿Formatear el celular? Jimmy siempre fue muy cuidadoso con su teléfono, es todo muy extraño, no importa cómo lo mires. No quiero ser paranoico, pero todo esto es demasiado extraño.

Respondí a los mensajes de Jimmy y los demás antes de revisar la hora en mi celular. Habían pasado varios minutos desde que Ohm se fue al baño. ¿Y si necesita algo? ¿Qué pasa si se siente mal o si se acabó el papel? Dios, qué pésimo anfitrión soy.

Estaba a punto de levantarme cuando lo vi aparecer. Tenía la cabeza gacha y parecía estar apretando los puños.

—¿Ohm? ¿Estás bien? —pregunté, preocupado.

—Estoy bien —afirmó, pero su voz sonaba extraña—. Nanon, de verdad eres una gran persona, y aunque no pasamos tanto tiempo juntos, quiero que sepas que... eres alguien a quien aprecio mucho, ¿sí?

—Sí —fue lo único que pude responder, aunque en el fondo quería preguntar por qué, si era alguien a quien apreciaba tanto como decía, parecía estar a punto de dejarme.

—Pero...

—¿Pero?

—Ya no podemos seguir siendo amigos, lo siento mucho.

—¿Qué? Ohm... ¿Estás bromeando? —mi voz temblaba mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.

Ohm negó con la cabeza y, por primera vez, me miró directamente a los ojos. Una solitaria lágrima escapó de uno de ellos, y aunque quería consolarlo, podía sentir mi propio corazón encogiéndose como para poder hacer algo.

—Lo siento mucho, Nanon —dijo, y luego se fue. Simplemente se fue.

No pude detenerlo, no pude exigir una explicación ni hacer nada al respecto. Solo me quede ahí parado, como un tonto.

No sé cuánto tiempo pasé mirando la puerta de mi casa, sin poder reaccionar. Sentía las lágrimas acumulándose, pero me pasé las manos por los ojos con fuerza, negándome a dejar que siquiera una escapara. ¿Qué más daba? No podía hacer nada, él ya había tomado su decisión.

No pasa nada, no pasa nada, no pasa nada.

Inhalé lentamente, tratando de calmarme, y caminé hacia mi habitación. Sin embargo, me detuve antes de entrar. La puerta estaba entreabierta, juraba que la había dejado cerrada. Por instinto, volví a mirar hacia atrás, pero me regañé a mí mismo por ser tan paranoico. Seguramente la había cerrado mal. Sí, eso debía ser.

Wrong (OhmNanon)Where stories live. Discover now