GALA LOMBARDI

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Gala Lombardi

— ¿Cuándo lo supiste? — le pregunto a mi esposo que estoy segura que me entiende a la perfección.

La perfección que he encontrado en mi vida, en los brazos de este gigante hermoso desde el día en que decidí ser egoísta y pensar en mi, la química, la dinámica y el equilibrio que he encontrado con Damon es algo que nunca pensé ni siquiera que podría existir así como el mundo de la mafia pero aquí estamos.

— Te amo. — respondo a su abrazo mientras vemos la luz que ilumina el nacimiento navideño.

— Amor.

— Me volví loco desde que te ví, tu belleza me dejó sin aliento pero sobre fue ese carácter del demonio el que no te impidió recalcar tu puesto por sobre todos los demás, todos esos que te tenían bajo su yugo.

— ¿Era muy tonta no?. — le digo viendo su sonrisa y sintiendo que besa mi frente.

— Tonta jamás, demasiado buena tal vez pero la mujer que formó un imperio a mi lado jamás sería tonta. Nunca pensé en casarme. — me dice y eso sí que es nuevo.

— Pero llegaste a la empresa precisamente por eso.

— Eso no garantiza nada, todo era falso. — me confiesa y no hay duda que sabe cómo dejarme atónita.

— Tu hermana no era mujer para mí, según yo no había mujer para mí así sin embargo su ambición y su pseudo superioridad siempre la cegó, abogados falsos, contratos fraudulentos donde supuestamente ella sería la estrella del modelaje, un  sacerdote de mentira, todo como ella falso.

— !Dios mío Damon! — me rio y estoy más que asombrada al mismo tiempo.

— ¿Que pensabas hacer con la empresa?

— Lavar mi dinero pero lo más seguro era que se destruyera con rapidez, muchas de las empresas fantasmas que he comprado tienen ese final y lo sabes.

— ¿Ibas a destruir mi empresa?

— Y terminé robándome a la dama de honor en el altar, que más da un robo más o uno menos. — me responde cínico y no puedo con tanto porque su boca no me deja ni reclamar.

— Eres un demonio, mi amada empresa.

— Y te convertiste en mi amada esposa, contigo nada nunca sería de mentira, ni siquiera el juego de revancha que tenías con esa tonta, tu naciste para reinar y es por eso que aquel italiano inútil nunca supo que hacer con tanto. — habla y lo amo más.

— Hay "hombres". — recalca las comillas. Que no tienen idea que hacer con una mujer que le dé la talla, en el caso de ese imbécil, el siempre supo que eras superior, por eso se decidió por lo barato, por lo más fácil mientras que yo me quedé con lo mejor, con el premio mayor.

— Te amo más que a mi vida, tanto que cuando creí que te había perdido para siempre me quería ir contigo, juro que si no hubiese sido por nuestros hijos yo.

Me interrumpe abrazándome con más fuerza, somos más que adultos pero Damon no pierde su fuerza ni su estatura que siempre me ha hecho sentir seguridad, estas épocas me ponen siempre un poco más sensible pues no solo es celebrar, hay pasajes de nuestras vidas que han tenido mucha tristeza, dos navidades sin Damon.

— Navidades que fueron oscuras y tristes, la primera que soñaba que mis hijos pasen con su padre sin embargo nos tocaba huir de un lugar a otro con el dolor más grande porque tú no estabas.

— Lo lamento tanto mi amor.

— Tu no tienes porque, tu regresaste mi amor y aunque en su momento ambos queríamos matarnos tanto como amarnos. — me rio de solo recordarlo.

— Aquí estamos, la primera navidad que pasamos junto a nuestros hijos fue la mejor, ¿La recuerdas?.

— ¿Podría olvidar a Stephan Hardy  rezando agarrado de las manos con sus nietos a cada lado?, Jamás.

— Aby y Gabriel poniéndole gorros navideños a Bruno Vitale mientras uno de los hombres más sanguinarios de Sicilia los aceptaba sin chistar, Dominick cantando villancicos junto a Lety y su hijo, Magnus tan pequeño con su ropón de reno y los mellizos poniéndolo cerca al árbol diciendo que Santa había dejado al mejor de los regalos. — Nos reímos recordando sin parar las ocurrencias de mis hijos.

— Abigail, la alegría de papá con su gusto por los vestidos que la hacían y hacen lucir como la reina que es y el cariño de Bruno por complacer todos sus caprichos.

— Ni me lo digas, cada vez que esa niña veía un vestido que hacías para los desfiles automáticamente Vitale mandaba a los mejores para que le hagan esas prendas, la niña ya tenía la colección antes de que tú la sacarás al mundo. — No podemos dejar de reír.

— Y Gabriel, mi "pobre angelito" y su isla llena de cerdos, día y noche metido con sus trajes de Batman estudiando el italiano para entenderlo a la perfección, ese niño que ama hasta el día de hoy la nieve y siempre andaba como un loco abrigado como espía haciendo muñecos de nieve alrededor de la casa.

— ¿Te imaginabas un mundo así?

— Nunca pero la realidad nos superó y no podría ser mejor, creo que papá vivió tantos años por la alegría de sus nietos y bisnietos, no llego a conocer a todos pero eso lo mantuvo de pie, estoy seguro que es lo mismo que nos pasa a nosotros, los nuestros y nuestra unión nos siguen manteniendo de pie.

— Por muchas navidades más mi hermoso demonio.

Especiales Navideños Where stories live. Discover now