ABIGAIL HARDY

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Abigail

- Uno más.

Destapó con emoción la cajita que dejó Ian en la mesa de noche lo cual ya es una tradición especial para nosotros todos los años.

- Mi marido y sus excelentes gustos siempre - me doy un toque de rubor y me pongo el anillo hermoso, uno más para la colección de piedras Black que tengo por ser su esposa.

- Ian dice que Reece es un obsesivo con su apellido pero el no se queda atrás con el significado de Black (negro).

- Señora, la mesa estará lista en unos minutos - me avisa una de las cocineras y agradezco estando lista.

- ¿Has visto a mi esposo?

- No señora. Gracias

Salgo de la habitación y camino en busca del hombre de mi vida viendo que cada rincón de la casa está hermoso, mamá como siempre se luce en todo lo que es la decoración y me fascina que a la mayoría de nosotras nos encante lo mismo pues Gala Lombardi nos inculcó muchas cosas no solo a sus hijos si no también a toda la familia así como lo hizo mi amado abuelo al que siempre recordamos.

Ian no está en la habitación de armas, ni en la cocina comiéndose los postres como es su costumbre lo cual es algo raro por lo que sigo por la gran mansión sin nada.

- Mi vida ¿Has visto a tu abuelo? - le pregunto a la pequeña Eliana que me deja atónita al ver la cabellera tan dorada que tiene, un rubio más intenso que la propia Artemisa y unos ojos bellísimos.

- No le quites sus postres al abuelo, mi reina por favor - me derrito y me rio ante los dulces ojos azules de esta niña.

- Claro que no mi amor, ¿Por qué dices eso?

- El abuelito hermoso dice que tu no quieres que coma mucha azúcar porque ya no tiene 20 años pero el es joven, fuerte y guapo - habla en un italiano perfecto que me hace tomarla en mis brazos viendo los rasgos de mi hija y de mi nieta.

- Entonces tú abuelo está comiendo más dulces ¿Tu no?

- Solo un poquito mi reina para que no se piquen mis dientecitos - jugamos nariz con nariz haciendo que me señale dónde está mi esposo mientras ella sigue jugando.

Respiro hondo sintiendo todo lo bello que hay alrededor, esta casa podrá albergar años y años de mafia y oscuridad pero son estos momentos y está familia lo que nos hace únicos en el mundo que hemos creado, encuentro a Ian durmiendo tapado casi de pies a cabeza lo cual es algo raro y por un segundo siento una punzada de miedo pero el pequeño piecito saliendo de las mantas no solo me tranquiliza si no que también me emociona. Al igual que mi madre también tenía ciertos problemas para tener hijos y eso me dolía en el alma porque yo tuve mi familia pero Demian sufría por no tener la suya.

Cómo madre me era inevitable no sufrir por mi hijo pensando que le había heredado ese problema pero aún así Dios es grande, yo tuve 3 hermosos hijos, nietos y bisnietos maravillosos y el ahora tampoco es la excepción, mi morochito imprudente, puedo decir que el más humanitario de todos ahora es hasta abuelo teniendo lo que merece y la carita del pequeño Deimian bostezando en los brazos de Ian me hace saber que el bisabuelo tóxico le robó el nieto al abuelo tóxico para dormir una siesta.

- Cuánto los amo - veo los ojos oscuros de la joyita de la joyita quien es tan tranquilo que me vuelve loca.

- Deimian - lo llamo bajito mientras admiro como juega despacio con la barba de Ian, sin hacer escándalos ni nada.

- Ven aquí mi amor - voy por el que me estira los brazos con una sonrisa radiante haciéndome recordar el día que ví a mi hijo con Johary.

Amo a mis hijos por igual, quizá uno se pueda parecer más a otro, yo creo que Demian tiene mucho de papá aunque Ian dice que todos son sus hijos son como el, el pequeño Deimian se recuesta en mis brazos señalando al bisabuelo que sigue dormido pegado a la manta de nuestro muñequito y es demasiado.

El hombre de mi vida, el que llegó para destruir pero termino cambiandolo todo, cuando Ian Black llegó a nuestras vidas un nuevo legado se formó, es lo que dice mi madre y estoy de acuerdo con ella.

- ¿Sabes que eres una joya más hermosa que está? - le hablo a la criatura que mira con atención el diamante negro que tengo en el dedo.

- Eres el regalo que Johary nos trajo desde muy lejos en una de las etapas más tristes de mi vida - beso sus manitos mientras se posa en mi pecho con tranquilidad.

- ¿Ma? - lo escucho decir y me derrito.

- Exactamente, tu mamá, esa niña que siendo tan hermosa como tú completo el pedacito de corazón que le faltaba a mi hijo, tu tío Bastián se enamoró y fue bendecido con bebés hermosos pero tú abuelo no, por lo menos no con esa facilidad.

- Abuelo mío - lo escucho y no hay duda que además de sus padres, Demian le ha dejado muy claro sus jerarquías.

- Tu abuelo que no era feliz como todos queríamos, el más alegre pero al mismo tiempo el que guardaba una gran pena por no poder tener su propia familia como el quería - suspiro recordando las noches en las que mi hijo acunaba a los mellizos son que los demás lo vieran.

- Angela es un tesoro para Demian igual que tú para tus padres e igual que mis hijos para mí, el abuelo Ian los ama tanto como yo, no importa que no seamos sangre, somos familia y tu eres la joya de la joyita, mi hermoso gordito de espíritu alegre igual que mi Demian.

De mis tres hijos, se que es quien ha más sufrido pensando ser insuficiente porque somos una gran familia Deimian Branzini, tienes que tenerlo muy en cuenta siempre, nosotros somos una gran familia - veo sus ojos hermosos sintiendo que me entiende a la perfección.

- Somos los Hardy, Black y todos los que conforman a esta gran manada de la cual tú eres parte, una futura generación que nos seguirá superando ¿De acuerdo?.

- El y yo estamos absolutamente de acuerdo - la voz de Ian nos interrumpe haciendo que el pequeño célebre y aplauda.

- Demian no engendro a Johary pero ella y los trillizos tienen esa personalidad arrolladora de el y este príncipe es igual.

- Si se la pasan más en Italia por el que aquí es razonable - se ríe mi esposo cargando a nuestro muñequito.

- A el también le gusta mucho la navidad.

- Claro que si, el único amargado que renegaba por tantas luces navideñas era Bastián pero Demian no a el siempre le encantó, Johary se volvía loca jugando con los cascanueces y este loquito es igual.

- Y como todos, será mucho mejor. ¿Se lo robaste a Demian verdad?

- A Lorenzo, el estaba haciendo un par de llamadas y mi nieto quería dormir.

- ¿No le avisaste? - pregunto y veo su cinismo diciendo que no mientras hace volar a Deimian que le encanta eso.

- ¡Dios mío Ian!, camina, sus padres deben estar buscándolo. - lo empujó suavemente para que camine mientras sienta al pequeño en sus hombros y así aparecemos en medio de todo viendo que Lorenzo dice que ya está agotado de buscar a su hijo por lo que el sabía que estando aquí, estaba muy bien.

- Tienes toda la razón.

Especiales Navideños Where stories live. Discover now