50.Amarte

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"De nadie seré, solo de ti. Hasta que mis huesos se vuelvan cenizas y mi corazón deje de latir" Pablo Neruda 

Narra Santos.

La amo incluso cuando calla, cuando en medio de la noche musita mi nombre mientras le hago el amor, la amo incluso cuando se enfada, cuando siento que le he fallado y ella me consuela diciéndome que es lo mejor que he podido hacer, la amo incluso cuando permanece ausente y la amare siempre.

Con el paso de los días, me he dado cuenta de lo fuerte que es mi mujer, las heridas han sanado dando paso a aquella mujer de siempre recia, salvaje con la capacidad de hacerlo todo sin obstáculos, sin problemas y eso me traído de vuelta a la vida, verla en las clases de equitación con nuestras hijas es mi momento del día es como si aquella mujer que llego de la ciudad ya no existiera solo existe, una María Teresa fuerte, audaz y toda una verdadera amazona en el arte de montar a caballo, aquellas clases y todo lo que hemos aprendido juntos me ha hecho amarla sin medida nuestras hijas aprenden rápido y pese a que hemos utilizado a las yeguas mansas de la hacienda, cada que las veo encima de los lomos de aquellos seres siento miedo y es natural siguen siendo pequeñas son mis bebés las niñas de mis ojos, mi mujer sonríe al verme con ese gesto de preocupación con una de las niñas sosteniendo la rienda con sus manitas mientras su madre la guía, Bernarda por su parte hace lo propio con Lucia y le muestra como hacer las cosas, mientras yo con Andresito en los brazos sigo impresionado con las tres mujeres de mi vida, veo a mi Tía que se acerca sonriente para llegar hasta donde me encuentro, seguramente ha terminado sus actividades en el consultorio y viene a ver las clases de equitación, le doy un beso en la frente y ella me lo devuelve y le da uno a mi pequeñín que esta muy despierto y atento a ver a sus hermanas montar como profesionales.

—¿Terminaron las consultas por hoy? —Cuestiono mientras mi tía se pierde en los olores de su aceite favorito.

—De momento si hijo, solo he hecho una pausa en realidad por que por la tarde voy a abrir un rato me entretiene mucho, además de ayudar en la cocina con Geno y Nany sabes que me gusta mucho atender a mi gente del pueblo.

—Lo se y no me gusta impedírtelo, solo no te excedas, sabes que te quiero sana y tranquila se que tu trabajo no es pesado no obstante de vez en cuando busca tiempo para ti —Lo digo muy en serio, ella me sonríe.

—Justo eso es lo que estoy haciendo, vengo a ver a mis niñas montar a caballo y es que cada día que pasa se ven preciosas dentro de poco andarán corriendo a caballo con estas tierras se ven hermosas y parece que a María Teresa le gusta llegar a este momento del día, se entretiene aprende y juega con ellas es una gran madre. 

—La mejor —Andresito emocionado por ver a tremendos animales a distancia abre y cierra sus manitas como si llamara a las yeguas y eso me pone contento, traerlo a diario ha sido de gran ayuda para el y saber que le divierte es grato para mi.

—Tranquilo jinete que todavía falta tiempo para que le toque —Tomo una de sus manitas y la beso su risa es todo lo que necesito para que el momento sea perfecto María Teresa se acerca con la yegua y baja de un salto, provocando que me exalte, creo que es prematuro hacer esos movimientos pero es muy terca en verdad, entrega las riendas del animal a uno de los empleados y Esperanza que se sostiene muy firme sigue en lo suyo agarrada de las riendas.

—María Teresa ¿Qué te he dicho sobre hacer movimientos bruscos al bajar de las yeguas? tu quieres que me infarte ¿Verdad? —Su sonrisa amplia me desafía, toma a nuestro hijo entre sus brazos para besarlo y lo sostiene en brazos hasta que finalmente vuelve a mirarme a la cara luego mira a Tía Remedios.

Mi esperanza eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora