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La persona que había entrado no se dio cuenta que Bella estaba ahí. Empezó a caminar hasta que empezó a revisar los estantes dándole la espalda a la chica.
Bell entró en pánico ¿Y si era el director o algun profesor?¿Qué pasaría si la descubren?

Se agacho para poder ver a la persona desde otro ángulo pero no podía distinguir quien era. Se tranquilizo un poco al notar que era un chico, miro la puerta por la que había entrado, estaba demasiado cerca no le daría tiempo para salir sin que se de cuenta.

Para su mala suerte su pie choco con uno de los estantes y uno de los muchos libros calló al suelo haciendo ruido. Bella cerró los ojos pensando por qué tenía que ser tan torpe en los peores momentos.

El chico se dio vuelta desconcertado.

—¿Quién está ahí? — Preguntó.

Bell se levantó y decidió hablar.
— Perdón no sabia que alguien más conocía este lugar — dijo sincera.

Un largo y alto estante de libros los separaba ninguno podía verse, por la poca luz y los libros gruesos.
El chico se quedó en silencio por unos segundos.

— Pensé que era el único que sabía de este lugar — le habló.

— Yo igual pensé lo mismo — ..¿Puedo saber como lo descubriste? — Preguntó.

— Hace un año, me apoyé en la madera para descansar y terminé cayendo de espaldas a la habitación — contó.

Bell no puedo evitar reír un poco imaginándose esa escena. Este término contagiandose de su linda risa.

— ¿Y tu?¿Cómo la descubriste? — Preguntó el ahora.

— Digamos que mi torpeza y curiosidad, también me caí tirando unas cosas y descubrí que había una puerta — contó ella ahora.

Ambos se rieron de ellos mismos, sus propias torpezas los habían llevado a descubrir una habitación secreta.

— Me gusta tu risa es linda — dijo el chico.

Bell sintió sus mejillas calientes y un nerviosismo se presentó en su cuerpo.
Por un pequeño hueco entre los libros  vio como sonreía.

— Gracias — contesto en un tono tímido — A mi me gusta tu sonrisa, es linda — dijo devolviendole el halago.

Bella no lo vio pero el joven del otro lado se estaba poniendo nervioso y un lindo tono rosado se estaba mostrando en su rostro.

Poco a poco los dos empezaron a caminar al final del estante, ambos querían verse cara a cara.

— Puedo notar que eres muy alto — dijo la castaña — Tendré que mirar arriba para ver tu rostro — habló con un tono divertido en su voz.

El solo río suave — En ese caso tendré que bajar la cabeza para mírate a los ojos — dijo siguiéndole la broma ambos se rieron juntos otra vez.

— Bueno en ese caso yo tendré que— Y la italiana no termino de hablar ya que se congelo al ver el rostro del chico ahora no tan desconocido.

— Rossi — dijo mirándola

— Decamps — habló ella.

Bell retrocedió por instinto, el odiaba a su amiga por que a ella no la odiaría también.

— Yo...— empezó Decamps — No sabía que te gustaba leer — dijo intentando aliviar el ambiente.

La chica se quedó callado procesando la situación.

𓍢ִ໋𝑳𝒂 𝑩𝒊𝒃𝒍𝒊𝒐𝒕𝒉𝒆̀𝒒𝒖𝒆 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆̀𝒕𝒆/𝘑𝘰𝘴𝘦𝘱𝘩 𝘋𝘦𝘴𝘤𝘢𝘮𝘱𝘴Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora