❝BEFORE THE DAWN❞ | Dónde las circunstancias llenas de magia, metáforfos y vampiros además de las estúpidas decisiones de Edward y Bella, hacen que los caminos tan opuestos de Laia y Caius se crucen uniéndose para siempre.
TWILIGHT SERIES #1
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❝El acuerdo❞
La mañana dentro del castillo es fría, los rayos del sol recién tocan la torre donde yace la habitación en la que Laia ha permanecido los últimos días. Las reinas y la servidumbre se han ido, Didyme le ha dicho que Demetri estará en diez minutos en su puerta esperando para escoltarla al salón y la mirada curiosa de Elif a través del espejo comienza a ponerla incómoda.
Pero supone que todo debe ser por su lamentable aspecto.
Las ojeras son más que prominentes, no ha podido pegar el ojo el resto de la noche, el cuerpo le duele y, por si fuera poco, las reinas se han colado a la habitación recién ha salido el sol para despedirse, aunque Laia escasamente les ha puesto atención.
Entre el melodrama de dejarla ir y hacerle las maletas la chica no puede evitar sentirse acorralada y al acecho pensando que Caius puede aparecerse en cualquier momento y darle un mordisco.
Y no puede hilar una idea con otra mientras Elif suena como música de fondo porque entonces Caius aparece frente a ella con esa mirada vil y el rostro fragmentándose al borde de la locura listo para atacar.
Lo que la lleva a plantearse el caso hipotético, ¿es la tua cantante de Caius?
Pero como la vocecita molesta de Elif comienza a perturbarla y se ve obligada a prestar atención cuando entre tanto parloteo la niña hace preguntas sobre Forks.
—¿Alguna vez has imaginado una vida fuera de aquí? —cuestiona aleatoriamente ante la mirada esperanzadora de la niña.
Laia tiene cierta habilidad para poner incluso más incómodas las conversaciones, sin embargo, Elif se permite mirarla de frente con cierta cautela antes de responder a tropezones.
—No hay vida para mí allá afuera, señora. Toda mi vida está en el castillo, ya no pertenezco más al mundo del exterior.
—¿Quién te ha dicho eso?
El estómago se le encoge por la rabia y la expresión de la niña solo hace crecer el descontento.
—Nuestras leyes lo prohíben. No debemos tener contacto con humanos.
—No hablo de contacto con humanos, Elif. ¿Acaso nunca has pensado en explorar el exterior? La vida aquí debe ser desesperante.
—No puedo permitirme pensar en eso, estoy aquí gracias a los reyes y su misericordia. Les debo mi absoluta lealtad.
Laia olvida que Elif debe pertenecer a otro siglo porque la conversación con cortesía de extremo servicio y la romantización de lo que suena a esclavitud le ponen los pelos de punta.
—No les debes nada —Le aclara con firmeza—. Si te ayudaron en algún momento debes estar agradecida pero no adorarlos hasta el punto de dejarlos pasar sobre ti. Caius te trata horrible, lo he visto y no puedes negar que...
