❝BEFORE THE DAWN❞ | Dónde las circunstancias llenas de magia, metáforfos y vampiros además de las estúpidas decisiones de Edward y Bella, hacen que los caminos tan opuestos de Laia y Caius se crucen uniéndose para siempre.
TWILIGHT SERIES #1
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❝El momento en que Aidan conoció a Jasper Hale❞
AIDAN NO TENÍA NI LA MENOR IDEA DE LO que pasaba en casa. Había oído los últimos días a su hermana hablar sobre los fríos, unos tales Cullen mientras una sonrisa se abría paso en el rostro de la mayor.
Podía sentirse en paz porque ahora su hermana tenía gente con la que socializar y no se encontraba sola en el instituto con el grupito de Jessica Stanley haciéndole pasar malos ratos como lo habían hecho ya tiempo atrás.
El más joven de los Hernández se sentía mal por arrastrar a sus hermanos y su mejor amigo a la miseria que era su vida, era horrible ser considerados la bola de "raritos" por su culpa.
Todos en el pueblo hablaban de ello; que el menor de los Hernández era un desviando y la marca del demonio en su familia, que su madre debería sentirse avergonzada de haber criado a un niño así y que la desgracia siempre perseguiria a todo su linaje.
Y odiaba por eso y más a la gente del lugar, como decían en su familia materna: pueblo chico, infierno grande.
Con el tiempo se había acostumbrado a ello pero aún se sentía culpable por contribuir a la mala fama de su hermana por la cual nadie se acercaba a hablar con ella. Siempre habían sido los cuatro: Aidan, Oliver, Jacob y Laia. El hechicero, el clarividente, el chico con genes de lobo y la malhumorada Laia.
A pesar de su fama siempre habían sido un buen equipo, defendiéndose de las burlas de los demás y dándose apoyo pero con Laia en otra escuela ahora Aidan se sentía en paz porque por lo menos su hermana tenía amigos.
Que fueran vampiros no le sorprendía mucho, al final ya vivían al día rodeados de cosas extrañas y le tranquilizaba que su hermana se sintiera a gusto con esas personas. Pero aún así no se quería ni imaginar el grito que pegaría Billy Black y la gente de la Reserva cuando supieran que se estaba codeando como si fuera amiga de toda la vida con los enemigos.
Por un lado podía sentirse bien por las nuevas amistades de Laia pero por otro ya no sabía que estaba sucediendo cuando el lunes por la tarde su hermana había aparecido con una cara larga y claras señales de haber llorado todo el día, ni siquiera había comido su parte de la cena en el microondas y mucho menos había abierto la puerta de su habitación cuando Oliver y él trataron de animarla para que los acompañará al cine.
De eso ya habían pasado siete días, las únicas señales de vida de la pelinegra eran el azote de las puertas indicando que se movía en la parte alta de la casa o el sonido de la cadena del inodoro al ser usado. De ahí en fuera no cruzaban mucho por sus diferentes horarios en la escuela.
Su madre se estaba preocupando pero Laia siempre encontraba la manera de evitarla.
Aidan y Oliver comenzaron a armar el rompecabezas cuando entré la desgracia ni una sola vez habían visto a Daniel y eso que el joven metamorfo parecía estar más en casa de los Hernández que en la propia, cuidando de Laia y haciéndola reír a cada momento.
