20. UNA DECISIÓN IMPULSIVA

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Como Eranthos esperaba, no tardaron en producirse los primeros efectos de lo que él mismo había desencadenado al acostarse con las dos hermanas mayores. Para mantener la tensión y aumentar la incertidumbre, él no se mostró en público en los siguientes días, sabiendo que las hermanas lo estaban buscando. Aunque en verdad, eran sus propios celos, por lo que había visto en el castillo viejo, lo que lo mantenían preocupado, y ausente.

Había llegado a sus oídos a través de todos los que escuchaban por él, que, a Serina, sus doncellas la habían encontrado en una situación embarazosa, y se llegó a decir, incluso, que había sido forzada, por lo que al instante su padre ordenó buscar al culpable, mientras ella rogaba por que se detuviera ese sinsentido.

La violenta situación a la que se estaba enfrentando la segunda en la línea de sucesión, no dejaba de divertir a Eranthos. Hubo quien se atrevió a insinuar que el perpetrador había sido él, pero ella corrió a desmentirlo vehementemente, mientras su padre se encendía de cólera, pues fue motivo de burla para una corte hambrienta de rumores.

La situación a la que Eranthos quería llegar, también se produjo: el enfrentamiento entre las hermanas. En una discusión, habitual entre ellas por otro lado, Serina alardeó de su fugaz y fogoso encuentro con él. Selena, furiosa al enterarse de que no contaba ya con la exclusividad, confesó también sus sentimientos, por lo que, acto seguido, ambas estaban enzarzadas en una discusión de la que todo el palacio se enteró, pues la mitad fue testigo.

A pesar de todo ese revuelo, provocado por él mismo, solo podía pensar en el alarmante descubrimiento que había hecho el día anterior, cuando quiso encontrarse con Tiaris en el lugar donde la tenían escondida. De nada servía toda esa cautela, pues ya la había encontrado, y la tenía casi más vigilada que la corte. Pronto se haría evidente que se conocían. Eso, y la promesa de Áron de sacarla de allí, lo empujaron a querer tomar acción. Su deseo se vería cumplido.

Con el palacio sumido en las intrigas más morbosas, Eranthos fue llamado al salón de recepciones, donde lo esperaba el rey con el canciller y varios asesores, además de la guardia y algunos cortesanos, entre ellos, para su desgracia, el duque Veron. Eranthos se vistió con sus galas más sobrias e intimidatorias, y fue hasta allí seguido de Tuyer y cinco de sus hombres.

—Habéis sembrado la discordia entre mis hijas —le reprochó el rey. Eranthos sonreía con malicia.

—Es una magnífica oportunidad para conocer su verdadera naturaleza, además de sus habilidades amatorias —dijo con fría sorna. Escuchó a varios cortesanos resoplar, manteniendo la risa. Otros se exaltaban en susurros de incredulidad.

—¡No os burléis de mí! —estalló el rey.

— ¿Como vos lo hacéis de mi rey?

— ¿Cómo he podido yo ofenderlo? Habéis sido tratados con todos los honores. Habéis estado semanas alojados en el más glorioso de los palacios que existen. ¡Debéis decidiros!

—Mi soberano se siente tremendamente defraudado, y he de deciros que, si aún no me he decidido, es porque no he conocido a las cinco princesas, como se le prometió.

—¡Solo tenéis que decidiros entre dos! —se le escapó al rey, y al momento su canciller carraspeó. Eranthos entusiasmado de satisfacción.

—¿Es así? —preguntó con malicia. El rey no contestó—. No me iré hasta haber conocido a la tercera de las princesas.

Todo el mundo en la sala se removió sorprendido. Tuyer le estaba clavando la mirada en la nuca, Eranthos la sentía. Sabía que estaba yendo demasiado deprisa, pero lo empujaba una terrible urgencia de Tiaris.

No conseguía borrar de su mente sus encuentros con ella, pero, especialmente, y por desgracia, la imagen de ella entregándose a su escolta, y diciéndole que ella no era digna de él. ¿Es que de verdad tanto lo estimaba? No llegó a confesar que lo amara, y eso le dio esperanzas, sin embargo, fue su conversación lo que de verdad lo llevó a tomar una decisión drástica, que pondría en juego en ese momento.

Una princesa para un rey --Completa--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora