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Sadie:

Me coloco el cinturón de seguridad del asiento de copiloto y Parker rodea el coche por detrás, lo miro por el asiento retrovisor hasta que llega al asiento del conductor y abre la puerta ubicándose.

—¿A casa entonces...?—Se vuelve hacia mi.

—En realidad...

Su teléfono suena, se disculpa con un "Lo siento, reina" y lo revisa. Espero que termine de leer el mensaje que le enviaron y cuando lo hace, pregunto:

—¿Paso algo?

—Me necesitan en al taller, te llevo antes.

Asiento.

—Aunque si es urgente puedo pedir un uber

—No te dejare ir en un uber, Sadie.

—Lo descontara de la tarjeta de papá, no pasa nada... nos vemos..

—Tengo una mejor idea.

Arqueo una ceja y el arranca el coche.



(***)



—Asi que de esto te ganas la vida.—Pronuncio observando las  tres puertas enrollables abiertas del establecimiento.

Y a diferencia de ellas la que se usa para ingresar a la que debe ser la recepción es de vidrio blindado.

Parker se acerca a ella y pone la mano en el pomo de ingreso a la recepción.—Seguramente esperabas algo más...

Cruzada de brazos subo las escaleras hacia la puerta.

—O menos.—Le corrijo.—Trabajo es trabajo ¿No?

El arquea una ceja.

—Estoy trabajando en eso.—Suspiro e ingreso al lugar, el aroma a productos de limpieza llena mis fosas nasales al igual que el olor de una combinación de coco y vainilla.

Parker se acerca a la recepcionista, una mujer que no debe pasar de mi edad, debe ser estudiante y esta vestida con un traje de segunda mano, maquillaje barato y que distingo no solo por lo desgastado que es el producto en su piel, sino por las veces que se a maquillado los labios y que no decir de la pintura seca bajo su barbilla, y claro los granos que ese maquillaje le ha dañado el rostro, también tiene una mancha de salsa en su blusa blanca.

—Camila, ella es Sadie, me acompañara hoy.

—Claro.—Hace click sobre la maquina.—Sus datos, por favor. Son políticas para visitantes, solo necesito su nombre.

Suspiro.

—¡Parker!—Aparece quien debe ser su amigo  y que recuerdo haber visto el día de la carrera.

Termino con la mujer, a quien veo comer un enorme sandwitch y el estomago me suena. 

¿Desde cuando se me antoja cosas asi? No pregunten si ni yo lo se, tal vez andar con Parker a cambiado mis gustos también.

—Pero si es la niña de papi que ganaste en la carrera.

—Basta, Dereck.—Parker sale en mi defensa dando un paso hacia el, lo detengo.

—Sadie, tengo un nombre.—Le contesto.

—Sadie.—Pronuncia mirándome de pies a cabeza, Parker se le va encima. —Amigo, cálmate, ya la apartaste.—Le sujeta las manos y lo aleja.—Solo verificaba si era un rostro distinto esa noche, ya sabes el vestido, los zapatos... pero ya veo que no .. y veo que si hiciste feliz a mi amigo, gr..

En los neumáticos de la bestiaWhere stories live. Discover now