En los neumáticos de la bestia

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Sadie:

—Es un placer presentar a nuestro nuevo miembro y conductor, Parker Cranston.

Los aplausos llenan la sala y yo  permanezco entre el publico mientras se realiza la conferencia, Parker esta sentado en el medio, Mitch a su izquierda y el padre de mi amigo a la derecha junto al hombre que esta entrenando a Parker.

—¿Tenemos preguntas?

Más de un periodista alza la mano.

—No es normal que presenten asi de pronto a un nuevo conductor.—Menciona una mujer, quien lleva un cuadernillo en la mano junto a un bolígrafo.—¿Podemos saber los motivos?

Mitch toma la palabra y se acerca al micro en la mesa frente a el.

—La bienvenida, darle la bienvenida a Parker. Esta es su casa ahora.

La misma mujer vuelve a preguntar.—Entendemos, pero deben tener mucha confianza en el para presentarlo, sobre todo con lo cerca que esta la carrera del año... ¿Es probable que Parker sea su carta de triunfo?

—Tenemos mucha fe en Parker.—Contesta el padre de mi amigo.—Ha tenido...—Se dirige al entrenador, quien toma el micrófono frente a el.

—A tenido una notable mejoría, claro que aun es pronto para decidir si entrara a la carrera final, pero tengan por seguro que los mejores irán a esa carrera.

Otro reportero pregunta.—¿Creen que Parker este a la altura de Jhonathan Bride?

Mitch toma el micrófono.—No queremos hacer comparaciones, sin embargo tengo mi opinión propia.—Mira a Parker.

—¡¿Cual es?!—Insisten.

—No he visto a un corredor avanzar tan bien en poco tiempo.

Rayos, Mitch no se guarda nada.

El sonríe en mi dirección.

—Sin embargo haremos pruebas, Parker debe competir con otros de nuestros corredores que también deseen esperan por un lugar en la competencia final. 

Su padre vuelve a hablar.

—Serán los primeros en recibir los resultados, muchas gracias.

(***)

Los reporteros se retiran y me acerco a Parker cuando el padre de mi amigo junto al entrenador se retiran.

Mitch le dice algo y al verme llegar se despide de mi, le muestro una leve sonrisa y se marcha.

Mi atención va hacia Parker.

—Salio mejor de lo que esperaba.

—Eso fue porque no hablaste.

Niega y se acerca a mi.

—¿Estas bien?—Pregunto esta vez.

El me mira con detalle y su mano va a mi rostro, cierro los ojos unos segundos.

—Eso debo preguntar yo.

Coloco mi mano sobre la suya y la bajo, alzo una ceja.

—Estuvo bien, pero no como para... presum...

Se ríe.

El calor sube a mis mejillas.—Estoy bien. 

Un recuerdo corte de nuestra noche llena mi cabeza.