Desde la ventana

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Era un domingo aburrido en casa, llevaba todo el fin de semana sola en casa y ya no sabia que hacer. Me pasé toda la mañana viendo series y escuchando música, y después de comer me volví a tumbar en el sofá viendo una de mis series favoritas. 

A media tarde, mi imaginación se puso a trabajar y dejé de hacer caso a la serie cuando se me ocurrió una idea, pero no estaba segura de hacerla. Aún así cuanto más la pensaba, más ganas me daban de hacerla, así que finalmente decidí hacerla. 

Para ello, empecé a prepararlo todo. Nunca había sido muy fan del exhibicionismo pero esa vez me apetecía hacerlo así que me acerqué a las ventanas de mi salón y abrí la cortina para poder abrir la ventana con totalidad. Puse una silla frente a la ventana y  me fui a mi habitación a por unas cuentas cosas. Entre ellas mi satisfayer y algunas pinzas. 

Antes de acercarme a la ventana me desnudé completamente para no dejar nada a la imaginación y después me senté en la silla que estaba frente a la ventana. Estaba nerviosa y no estaba segura de hacerlo, miraba constantemente a la calle por si pasaba alguien para taparme. 

Entonces decidí coger dos pinzas y ponerme una en cada pezón. Era algo doloroso pero ese dolor hacía que mi coño se encharcase. Comencé a ponerme nerviosa y aunque seguía mirando por la ventana para ver si pasaba alguien, poco a poco fui olvidándome de ello y centrándome en mi. Así que decidí apoyar mi espalda en el respaldo de la silla y abrí las piernas apoyando los pies en la ventana. Cogí otras pinzas y puse una en cada labio de mi coño. Eso hizo que mi coño siguiera empapandose.

Estiré un poco de las pinzas de mis pezones para sentir más presión y a la vez más placer. Y la tercera pinza que puse en mi coño fue en el clítoris. Para entonces mi coño estaba empapado y yo me había olvidado completamente de la gente de la calle. 

Acerqué mis dedos a mi boca y los moje con mi lengua para después llevarlos hasta mi coño y meterlos despacio en él, sintiendo como entraba cada centímetro de dedo en mi coño empapado.

Empecé a meter y sacar los dedos suavemente en mi coño sobre todo para que no me hicieran más daño las pinzas, pero empecé a ponerme tan cachonda que me olvidé de ello y empecé a mover más rápidamente mis dedos dentro de mi. Entonces la pinza que estaba en el clítoris saltó y yo no pude contener mi grito y rápidamente fui consciente de donde estaba y mire de nuevo a la calle, pero no había nadie en ella. 

Aprovechando que se había caído la pinza de mi clítoris y sin sacar los dedos de mi coño, cogí con la otra mano el satisfayer y lo acerqué a mi clítoris, empecé poniendo la velocidad más baja y no pude contener mis gemidos. Intenté no hacerlo demasiado alto pero a medida que iba subiendo la velocidad del satisfayer y mis dedos se movían más rápidamente dentro de mí, era casi imposible contenerme. 

Intentando alargar mi orgasmo, saqué los dedos de mi coño y me los acerqué a la boca. No puedo describir el sabor, solo que me encantó como sabía. Apagué el satisfayer y lleve mis manos a mis tetas, quitando despacio las pinzas de mis pezones una con cada mano, el dolor al quitarlo me daba todavía más placer y mi coño siguió empapandose. Me acaricié las tetas durante un rato mirando hacia la calle por si veía a alguien.

Entonces con una mano volví a coger el satisfayer y lo acerqué a mi clítoris mientras no dejaba de acariciar mis tetas. Fui subiendo la intensidad del satisfayer y gimiendo cada vez más, sin poder cortarme por estar en la ventana, la idea de que alguien pudiera estar mirándome me ponía muy cachonda. 

Seguí con el satisfayer en mi clítoris durante un rato sin dejar de gemir hasta que no pude aguantarme más y me corrí como una perra a la que le temblaban hasta las piernas por haber tenido uno de los mejores orgasmos de su vida. Mi coño estaba empapado por la corrida y mientras cogía aire noté que había mojado incluso la silla, pero no me importo. 

Cuando recuperé el aire miré de nuevo a la calle, pero había una parte que no había mirado en ningún momento y era el edificio que estaba enfrente. Y efectivamente había una persona mirándome desde allí, era un hombre al que se le veía que le había gustado mucho el espectáculo que había dado. Me morí de vergüenza en el mismo momento que me dí cuenta que estaba allí. Aún así, me quité las pinzas del coño aun estando con las piernas abiertas y acaricié mi coño mirándole a los ojos y después lamí mis dedos dejándolos bien limpios. 

Me levanté de la silla y me agaché poniendo mi culo hacia la ventana para que tuviera buena vista y limpié los flujos de la silla con la lengua. Me incorporé y le mire con una sonrisa y después de saludarle con la mano cerré la ventana y la cortina

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Aña😜

𝐑𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨𝐬 𝐞𝐫𝐨𝐭𝐢𝐜𝐨𝐬 Where stories live. Discover now