Blackjack | TERMINADA | ©

Capítulo 27 ༒

En el instituto, estaba sola en una mesa, en la cafetería, y la verdad estaba muy bien así, solo que Ray llegó a sentarse.

—Cuenta, ¿qué pasó? —mandó. Él sabe que ayer fue mi doble cita.

Suspiré al quitarle la tapa a un yogur.

—Salió bien para Isabel, mal para Darcy y pésimo para mí.

—Tan mal —murmuró.

Asentí.

—Circe solo es una chica a la que conozco, le pedí el favor y aceptó ir —expliqué.

—Darcy se enojó por eso —asumió.

—Bastante. Al final lo arreglamos, pero la situación es la misma: ella sigue con Isabel y yo debería dibujar un bosque y perderme en él.

—Nadia, desde que nos volvimos a ver, parece que respiras porque tienes que hacerlo —habló—, si de verdad quieres a esa chica, no la dejes ir —deletreó.

—¿Dejar ir a quién? —Anna se sentó seguida de Álvaro. También llegó Santos.

—A nadie —me escondí en el yogur.

—Creo que Darcy me va a costar mucho trabajo —expresó Santos, de la nada. Ray y yo nos miramos y luego a él.

—¿Por qué? —le preguntó Ray.

—Fui con ella a un lugar que yo creí le iba a gustar y no hablamos de nada —respondió—. Es demasiado seria.

—Tienes que encontrar su sentido del humor y hacerla reír —le aconsejó Anna.

«Muchas gracias», pensé.

—Santos —Ray le pidió su atención—, tenemos que hablar.

Antes de que el chico preguntara o Ray se lo llevara, porque eso no lo van a hablar aquí, Isabel se acercó a la mesa, mirándome.

Todos se extrañaron, pero ninguno dijo nada.

La chica me sonrió.

—Fue divertido —habló—, repetiremos esa doble cita —dijo y se fue.

Ahora, todos me miraron.

—¿Tuviste una doble cita con ella? —me preguntó Álvaro.

—... No —mentí inútilmente.

—Entonces tienes novio —me aseguró Santos.

—¡Demonios, ven conmigo! —Ray se lo llevó.

El hecho de que me gusten las chicas no es algo que pretenda decirlo a los cuatro vientos ni contarlo por ahí, son cosas mías y sé que Ray se lo dejará claro a Santos.

Me retiré de la cafetería porque no quería que ni Álvaro ni Anna me preguntaran nada, además, que Isabel este por aquí significa que Darcy también e intento no prestar atención a ellas dos juntas.

Para mantener mi paz mental, era mejor solo evitar a Darcy.

El martes, estaba en mi departamento, haciendo mis tareas en silencio porque mamá está durmiendo en su habitación y llamaron a la puerta con fuerza.

Abrí enseguida, antes de que mi madre se despertara.

Es Isabel.

—Hola —me saludó.

—... Hola.

—Darcy y yo vamos a tomar algo en su departamento, ¿quieres llamar a tu novia y vienen con nosotras?

Enserié.

—No, gracias.

—Vamos, solo será un rato.