tres

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Soportó las burlas de Álvaro durante tres días. Tres días en los que tampoco vio a Martin en el piso; solo lo escuchaba llegar de madrugada, a veces susurrando con otra voz desconocida, pero no le había dado demasiada importancia porque las pocas veces que había pasado, estaba demasiado cansado como para dejarse llevar por la curiosidad.
Fue después de esos tres días cuando llegó de hacer la compra, y se encontró con Martin y su amiga la pelirroja mirándolo desde el sofá. Sonrió incómodo, saludándolos y acordándose de la promesa que se quedó en el aire varios días atrás. Fue entonces cuando a su mente le pareció buena idea recordarle que sí llegaron a acordar un día, que casualmente era ese. Mierda.
Miró la hora en cuanto entró a la cocina, maldiciéndose por ser tan despistado. Álvaro y Bea estarían por llegar.

La cosa era que Álvaro decidió hablar por mensaje directo de Instagram con Martin el mismo día que acordaron salir. Juanjo nunca se había sentido tan traicionado; estuvieron tres horas sin hablar.
Álvaro, tan agradable como siempre, le contestó a una historia de una canción que no habría escuchado en su vida, diciéndole que le encantaba; y también le dijo que Juanjo les había comentado lo de quedar. La conversación había sido corta, Martin afirmándole que estaría bien salir esa semana, y Álvaro prácticamente hablando solo acordando un día y haciéndole aceptar aunque no pudiera. Juanjo había querido dejar de ser su amigo en ese mismo instante. Por suerte Bea le convenció de que había sido lo mejor, porque él no habría sido capaz de decirle de quedar sin morir en el intento.

–Juanjo,– Martin lo sobresaltó entrando en la cocina. –No sé si veis bien que venga Ruslana, lo había dado por hecho, como también vienen tus amigos...

–Sí, sí, sin problema. Yo..., me voy a vestir, no tardo nada.

–Pero, sigue en pie, ¿no? –Sonrió incómodo. –Sino nos vamos nosotros dos, no pasa nada.

–Sí, sí, Álvaro y Bea estarán viniendo. Es sólo que a mí se me ha hecho más tarde comprando. Culpa mía.– Vio cómo la mueca de Martin se transformaba en una sonrisa de alivio y le daba un golpecito en el brazo antes de murmurar un "vale" y salir.

Respiró hondo al estar en su habitación. Iba a ser una noche muy larga. La más larga de su vida posiblemente.
Salió de su habitación cuando escuchó las voces de Bea y Álvaro en el salón. No le apetecía salir de fiesta. Era un sentimiento que había experimentado muy pocas veces, pero ahí estaba. Se había puesto una camisa sobre una camiseta básica negra, unos pantalones vaqueros y unas zapatillas; le apetecía tan poco arreglarse que estaba a nada de abortar misión, encerrar a Bea y Álvaro en su habitación y jugar a las cartas o ver TikToks sin parar. Su estómago rugió y se acordó de que tampoco le había dado tiempo a cenar. Iba a matar a Álvaro. O a Martin. O a los dos, ya que estaba.
Álvaro lo envolvió con sus brazos en cuanto lo vio salir de la habitación.

–Alegra esa cara, cari. Que parece que te vamos a llevar a la pared de fusilamiento.– Le susurró mientras le abrazaba. Juanjo rodó los ojos, incapaz de esconder su sonrisa cuando ya estuvo arropado por sus amigos.

–A ver, presentaciones oficiales; Martin, Bea y Álvaro. –Martin los miró sonriendo y los saludó con la mano, a pesar de que minutos atrás se habían dado ya dos besos. –Que los has visto cien mil veces porque parece que no tienen casa, pero para parecer buen anfitrión.– Murmuró.

–Ella es Ruslana, que tampoco ha habido presentación oficial.– La chica pelirroja estrechó la mano de Juanjo, bajo la mirada de reproche de Martin. Juanjo frunció el ceño, si ya le caía mal a la mejor amiga del vasco sin siquiera haber cruzado más de un saludo, empezaban bien.

–Bueno,– interrumpió Álvaro.– A mí me habéis prometido un karaoke y yo me he estado arreglando escuchando a Britney Spears, así que venga, estamos tardando.

am i homophobic? - juantin Where stories live. Discover now