Capítulo 5

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Harry siguió bebiendo de su café, alternando entre sus pensamientos -que pretendía mantener para sí mismo- y observando las expresiones de Louis. Lastimosamente no pudo contenerse por mucho.

—Deja de mirarlo, podría desgastarse.

La sonrisa socarrona que no se esfuerza por ocultar detrás de la taza hace que Louis se digne a mirarlo. Otra vez, su comentario desatinado obtuvo de respuesta un ceño fruncido.

—¿Puedo preguntar algo? —añadió sin demora.

Louis soltó un suspiro cuando vio a Charlie desaparecer detrás de la barra.

—Lo harás —Su boca se torció con cierto disgusto—, aunque te amarre la lengua, así que da igual. —Entonces le dio un mordisco a su croissant.

—¿Desde cuándo...? —Tragó saliva para poner en orden sus palabras—. Quiero decir... el mesero es un omega, como tú...

—¡Vaya, que inteligente eres! ¿alguna otra magnífica observación? —le interrumpió con su agudo sarcasmo.

—Oh, vamos, sabes a lo que me refiero.

—Solo me gusta, así de sencillo, ¿qué otra explicación quieres?

Harry puso una expresión de incredulidad. Louis tenía que estar siendo demasiado descarado para mentirle de esa forma. Le había gustado, él, y era un alfa.

—Aceptaste salir conmigo —argumentó— y no soy un omega. Eso quiere decir que ¿te gustan ambos géneros?

—No —le rebatió con firmeza—. Detesto mentir y no diré que me da igual si se trata de alfas, betas u omegas. Tengo en claro mis gustos y sí, prefiero a los de tu casta, pero Charlie es un caso diferente. Es la excepción, la mía.

—La excepción... —repitió Harry como si analizara la palabra y añadió—: ¿Debo suponer que piensas que él es el indicado? ¿acaso estás enamorado?

—Respondiendo a tus preguntas, aún no lo sé, pero lo descubriré.

Harry bebió, esta vez con un gesto pensativo y profundo.

—Tiene que haber otra cosa, no me lo estás contando todo —dijo mirando fijamente al omega.

Louis lo dudó por unos segundos. No tenía por qué explicar algo que solo le competía a él, pero ya había abierto la boca, arrastrado por esa manía suya de aclarar especulaciones sobre su persona. Harry en primera instancia lo había llamado acosador y quién sabe qué más estuviera pensando. Y aunque no le debía explicaciones, no estaba por demás aclarar lo que significa Charlie para él, de manera resumida, claro está.

Y es que Charlie significaba esa pequeña ilusión que se encuentra después de querer enterrar el amor en una vida llena de continuos fracasos. Era como un enamoramiento adolescente, con ese mismo fervor que le ruborizaba las mejillas y le hacía creer que un millón de mariposas revoloteaban en su estómago. Y todo había pasado en un corto intercambio de palabras que compete la interacción de un trabajador y un cliente: un saludo y una despedida con plena cortesía. Justo en ese momento, en el que Charlie le regaló una cálida sonrisa, ocurrió. Louis estaba seguro de haber encontrado algo más -como si se tratase de un destello esperanzador- en ese omega de tez bronceada y de cabellera negra que siempre llevaba un pequeño adorno en uno de sus mechones. Día tras día la conversación entre los dos no tuvo más variantes que, en la cantidad de azúcar que debía tener el café de la mañana o si deseaba acompañar su bebida con uno de los panes recién horneados. Hasta esa tarde lluviosa que Louis dejó olvidado el paraguas, fue Charlie quien le preparó una taza de chocolate caliente cuando lo vio entrar empapado a la cafetería.

El día opuesto L.S. (Omegaverse)Where stories live. Discover now