Capítulo 11: Culpable

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Levi releyó la copia del documento que tenía, a pesar de haber estampado su firma hace días atrás.

No le gustaba esa sensación de que todo estaba saliendo demasiado, demasiado bien.

—Brindar toda las facilidades en las investigaciones...— repitió en un murmullo, buscando alguna palabra mal puesta, una coma, una frase que pueda ser ambigua, pero no.  Todo estaba perfecto y firmado por los Kusavā.

Hanji se despertó y fue directo a la cocina, notando a Levi arrimado contra el mesón, aún concentrado en el documento de acuerdo que Armin logró que tanto Tom como Zeke firmaran sin protesta alguna. 

Frunciendo el entrecejo, por unos instantes Hanji se sintió ofendida que Levi creyera que ella iba a dejar el caso legal en cualquier abogado.  Luego abrió la alacena, descubriendo que Levi había comprado más panecillos relleno de chocolate y nueces, por lo cual abrió un paquete y lo devoró en un instante, amando cómo se derretía el chocolate en su interior y cómo sonaba la nuez contra sus dientes.

Era el paraíso de sabores.

Y pensando en sus sabores favoritos.

Hanji fue donde Levi, quitándole la carpeta con los documentos y lanzándolo hacia la sala.

—¿No confías en Armin?— preguntó ella, con tono que aparentaba ser de reproche, pero todo fue ver los asombrados ojos azul gris de Levi para que cualquier pelea sea desechada de su mente.

Me siento inquieto...— admitió Levi, notando que Hanji apenas había recogido su cabello en una rápida coleta y no había abotonado la camisa blanca que él mismo se había sacado aceleradamente la noche anterior y ahora ella portaba.—... ante tanta... perfeccción.— apenas pudo completar al ver que ella deslizaba unos dedos en medio de su escote, como si jugara con mostrarle o no sus pechos, a pesar de haberla visto desnuda incontables veces.

Ante los ojos de Hanji Levi estaba bastante atractivo con su cabello oscuro, en la cocina de su casa, descamisado, su piel pálida, pero tensa y dura por los ejercicios que practica... Aquello la hizo sentirse más inquieta y caliente.  Nerviosa, se pasó las manos por encima de la ropa, mordiendo su labio inferior antes de confesar.

—Quiero que me tomes en el mesón.— susurró, con el corazón latiendo intensamente.  Levi pudo apreciar que, aparte de su camisa y sus pequeñas bragas, Hanji no llevaba nada más de ropa.

Él no necesitó que Hanji lo volviera a pedir, la recibió en sus brazos, deslizando las piernas de ella alrededor de su cintura mientras daba unos pocos pasos y la sentaba en el mármol, haciéndola estremecerse por el frío.

¡Qué demonios! Ella misma lo pidió, y sabe de su fetiche de ponerla contra la primera base cercana.  Saboreó en sus labios el chocolate y las nueces, no sabía si había algún afrodisiaco  adicional pero Levi no estaba dispuesto a cambiar de proveedor e iba a llenar toda la jodida cocina con esos panes.

No necesitó mucha preparación, ella estaba húmeda y ardiente, él erecto y dispuesto.  Ni siquiera se dio tiempo de quitarle las bragas, solo las hizo a un lado, sosteniéndolas con una mano mientras con la otra liberaba su ansioso pene para deslizarse dentro de ella.  Acarició la curva de su estómago y aprovechó la posición para sostener los bordes de las bragas contra las piernas, cuidando de no lastimarla ni herirse entre cada embestida.  Al aumentar la intensidad Levi procedió a desgarrarlas para que no le estorbaran y Hanji ni se molestó en protestar, su verdadera molestia sería si no termina de llevarla a ese clímax anhelado.  Sintió las manos de Levi en las caderas mientras la boca le dejaba marcas en la piel al alcance.

Hanji apenas pudo pensar que iba a tener que tomar una ducha antes de ir al trabajo y solo pensar que Levi la acompañara en la misma hizo que se excitara más, aprisionando más su vulva alrededor de él, haciéndolo soltar una maldición al haberlo hecho correrse antes de tiempo.

Adheridos SeparadosWhere stories live. Discover now