FOREIGNER [Chishiya Shuntaro]

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La canción elegida para este capitulo es The Sun is Not My Sun de Lor.

En múltiples ocasiones se encontró al borde del abismo, enfrentándose a la inminente posibilidad de ser eliminada. En momentos cruciales, algunos competidores intentaron deshacerse de ella, llegando incluso al extremo de conspirar para derribarla mientras ascendía hacia la cima. No obstante, contraviniendo las expectativas adversas, logró resistir cada embate y salir victoriosa, sin necesidad de utilizar su pie, que se había convertido en una verdadera debilidad.

Tras salir ilesa de este desafío, su siguiente prioridad fue satisfacer una sed intensa que la consumía. Navegó entre los edificios derruidos, explorando cada rincón en busca de un recurso escaso pero vital: agua embotellada. La tensión de la competencia se disipó momentáneamente cuando finalmente encontró un suministro que sació su sed y le proporcionó el impulso necesario para continuar.

Con el cuerpo revitalizado, se encaminó de nuevo hacia el edificio donde seguramente ya le esperaría Chishiya. Sin embargo, al llegar, se encontró en total soledad. La incertidumbre se apoderó de ella, y la búsqueda de respuestas se convirtió en una nueva misión.

Aun en la penumbra de la madrugada, decidió entregarse a un breve descanso, confiando en la pronta llegada de su compañero. El sueño la acogió sin dificultad, sumiéndola en un reposo temporal que ignoraba la ansiedad que pronto se apoderaría de su mente. Al despertar, guiada por la luz que se filtraba por la ventana, se percató de que la mañana ya había avanzado, pero la figura esperada aún no hacía acto de presencia.

Las horas transcurrieron en una espera impregnada de inquietud. Al llegar el mediodía, no había rastro del rubio. La ausencia se volvía más inquietante, considerando que en aquel entorno, ningún juego se extendía más allá de las doce horas. Con la llegada de la tarde, la preocupación se intensificó, y la búsqueda de respuestas se convirtió en una necesidad apremiante. La incertidumbre se cernía como una sombra amenazadora.

Con la ansiedad apretando su estómago, se apresuró hacia el exterior del edificio, en una carrera frenética por encontrar alguna señal, alguna explicación. La mirada buscó con desesperación el cielo, anhelando divisar el dirigible con el naipe de las figuras de diamantes, la señal distintiva de su compañero. Pero el cielo permanecía despejado, sin rastro de la emblemática aeronave.

La angustia alcanzó niveles insospechados, y de repente, una oleada de malestar la embargó. El estómago, agobiado por la incertidumbre, la llevó a vomitar con fuerza, expulsando toda el agua que había ingerido. El acto físico se convirtió en el reflejo tangible de su ansiedad, marcando un punto de quiebre en una espera angustiosa, aún sin respuestas claras.

La negación se apoderó de sus pensamientos: "No... él no podía estar muerto. Era demasiado astuto para sucumbir de esa manera". Sin embargo, la angustiosa sensación que Iryna experimentaba en su piel creaba un eco de temor, como si algo estuviera verdaderamente mal.