Redención.

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Continuación del capítulo Traición y liberación.

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¡Taeyong! —gritó su nombre viéndolo salir del departamento torpemente.


Giro a ver a Johnny, ambos estaban en shock por lo que acababa de suceder.

—Jaehyun, ¿Tú piensas lo mismo que él?.

No sé atrevería a decir que estaba enojado, reconocía la honestidad de sus acciones y hasta se sentía agradecido por haber recibido la oportunidad de acercarse de nuevo a Taeyong para por fin abrir una puerta a la, tan esperada, explicación que llevaba años necesitando.

—No, se que lo hiciste por que estabas preocupado y lograron lo imposible. Me hicieron darme cuenta de muchas cosas, se los agradezco. —Lo tomo del hombro—. Así que no te preocupes, Taeyong es así. Después vendrá arrepentido a darte una disculpa, toda la situación le movió el piso.

—Eso espero. Perdóname, no era mi intención que todo se viera como una burla.

—Lo sé, no te preocupes.

El grandulón ya tenía suficiente con la reacción de Taeyong, como para que él le pusiera un peso encima fingiendo un rencor vengativo.

—¿Te puedo pedir otro favor?.

—Dime.

—Ve a hablar con él. Es necesario que hablen.

Ya tenía contemplado hacerlo, ansiaba comprobar el estado del mayor e iniciar aquella conversación que siempre había anhelado.

—Esta bien, llama a Ten. No quiero dejarte en este estado.

—Vale, veré si me puedo quedar en su dormitorio.

—Esperemos que papá Kun te deje —bromeo para disminuir la tensión. Acertó viendo a Johnny reír.

Se apresuró a seguir el camino de Taeyong subiendo las escaleras, ignoro el elevador suponiendo la posibilidad de encontrarlo tirado en algún piso. Llegando a la terraza diviso las sillas en las que noches anteriores se sentaron a hablar; al lado de estas, en el suelo, se notaba un pequeño ovillo humano.

Un nudo se le produjo en la garganta cuando se fue acercando y escucho a Taeyong llorar fuertemente sin poder contenerse. Tenía las rodillas abrazadas escondiendo la cabeza, su pierna derecha albergaba un gran raspón reciente del cuál salía un poco de sangre, supuso que al subir las escaleras de ese modo había tropezado en el camino.

Una vez al frente se agachó para quedar a la altura, extendió una mano instintivamente para tocar la cabeza del otro, sin embargo, el recuerdo de él mismo llorando en el suelo sin nadie a su lado aquel día lo golpeó, alejandose al instante. Se puso de pie, castigándose mentalmente por preocuparse tanto.

—¿Jaehyun?. —Taeyong alzó la cabeza.

Su nariz estaba hinchada, el cabello despeinado y los ojos llorosos brillantes suplicantes adornaban su rostro. Era ridículamente hermoso. Perfecto.

Del pantalón saco un pequeño rollo de papel que se encargaba de llevar diariamente, se lo extendió y se sentó en el suelo al lado.

Thirsty.- JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora