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CAPÍTULO 1

MIRÉ HACIA EL HORIZONTE las olas rompen al llegar a la orilla

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MIRÉ HACIA EL HORIZONTE las olas rompen al llegar a la orilla. El mar. ¿Habría algo mejor que eso? Desde pequeña mis padres me habían enseñado la gran belleza que ocultaban sus aguas, por supuesto todo gracias a la cantidad de dinero que tenían en los bolsillos, pero no llegué a verlo y disfrutarlo a la vez hasta que llegaron ellos, los pogues. Esos chicos que ahora mismo estaban haciendo el imbécil mientras bebían cervezas.

- Ey, preciosa - solté el humo del cigarro mientras me giraba hacia JJ -, ¿no vas a decirle nada?

Señaló con la cabeza a John B quien se había levantado de su sitio y poniéndose a la orilla del escombro de la casa en la que estábamos subidos.

- No, si se mata ganamos. - sonreí con sarcasmo -. Tocamos a más cervezas y ganamos una habitación más en el chateau.

John B me sacó el dedo ante mi respuesta a la pregunta de JJ. El rubio se acercó hacia donde estaba y me quitó las gafas de sol para ponérselas él.

- ¿Vas a dejarlo algún día? - preguntó señalando el cigarro que estaba fumando.

- ¿Vas a dejarme en paz si lo dejo? - enarqué una ceja.

- No. - respondió después de pensar uno segundos.

Puse los ojos en blanco antes de darle una calada al cigarro. Desde que empecé a fumar JJ siempre había estado obsesionado con el hecho de que lo dejara, lo que me parecía bastante raro, ya que luego era el primero en fumarse unos porros cada vez que tenía la oportunidad.

- ¿Cómo va ese libro? - habló cortando el silencio causando que me girara hacia él confusa -. El qué estabas escribiendo.

- Ah, ya, pues... ahí está, en el primer capítulo.

Por si no lo había comentado, me gustaba escribir, desde siempre había escrito cuentos de princesa, aventuras, piratas, hasta que, bueno, crecí, esos cuentos se convirtieron en pequeñas ideas para formar una novela, la cual siempre se quedaba en nada.

- La empiezo con energía, y luego, puf, se esfuma - añadí moviendo las manos para darle otra calada al cigarro.

- Creo que lo que te falta es desestresarte - enarcó una ceja a la vez que se bajó las gafas. Mis gafas.

Negué con la cabeza mirándolo con los ojos entrecerrados por el sol. JJ Maybank era todo un mujeriego, y me juré a mi misma no caer entre sus garras, pero parecía que él nunca se daba por vencido.

- Vale, Romeo, miraré en mi agenda, aunque debo advertirte que está un tanto ocupada.

- ¿Tantos pretendientes se me han adelantado? - se acercó a mi con una sonrisa intentando ponerme nerviosa.

Amor a la deriva [JJ Maybank]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora