Amor a la deriva [JJ Maybank]

03

CAPÍTULO 03

EL SONIDO DE LA CUCHARA contra la taza era lo único que se escuchaba en aquella mañana. Los demás permanecían durmiendo desde no se que hora. Me fui a mi habitación con el chico, que si mal no recordaba me había dicho que se llamaba Jake, y para cuando salimos los demás ya estaban en sus habitaciones.

- ¿No vas a dejarme dormir contigo? - preguntó cuando me puse el pijama y le esperé en mi puerta.

- No duermo nunca con nadie, y no quiero cambiarlo - le hice un gesto con la cabeza para que se levantara.

Después de echarlo me fui a mi cama con Adler y caí en un sueño profundo, pero no lo suficiente como para que los sonidos de árboles y olas como tsunamis no me despertaran por la noche.

- Buenos días, Catherine - cuando JJ dijo mi nombre completo en vez de Cath o princesa o cualquiera de sus estúpidos motes supe que algo le pasaba.

- ¿Qué te pasa? - le pregunté con una ceja enarcada para después beber un sorbo de mi café.

- ¿A mi? Nada - negó con su voz ronca.

- Lo que tu digas - saqué de mi paquete un cigarro para encenderlo -. ¿Te vienes conmigo a la playa?

- ¿No tienes a otro? - solté el humo perpleja a su respuesta -. A Jake, o a lo mejor a Tomás, aunque claro lo de él ya fue hace unas semanas, seguro que ni te acuerdas si lo ves - hizo una pausa para beber un trago de su taza -. Quizás puedas avisar a Mario, parecía que os lo pasasteis muy bien, o al menos eso se escuchaba, aunque también puedes avisar a Mike.

Estaba tan ocupado diciendo todas esas gilipolleces que ni si quiera vio mi mano venir hasta que se chocó con su mejilla provocando un corto sonido, y dejándole la zona roja. Sus ojos se encontraron con los míos. Los suyos parecían sorprendidos por el suceso, pero aún tenían cierta rabia dentro, en cambio mis ojos estaban llenos de furia.

- Eres un gilipollas, y un completo hipócrita.

Me dirigí hacia mi cuarto seguida de Adler y mientras me cambiaba escuché como John B y el estúpido de JJ hablaban en un susurros. Me puse mi bikini y salí para, como había dicho, irme a la playa.

- Ey, ¿a dónde vas? - me dijo el moreno llamando mi atención.

- A la playa - contesté dirigiéndome hacia la terraza donde ayer había dejado mi tabla.

No les di tiempo a que volvieran a poder decirme nada, pero lo que si oí fue como JJ llamaba en voz baja a mi perro para que se quedara con ellos, después de todo no podía meterse conmigo en el mar a surfear.

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Habrían pasado unas dos horas cuando vi a mi madre llegar y sentarse en la orilla. Mis piernas y brazos estaban cansados de surfear durante tanto tiempo seguido, así que salí del agua para sentarme junto a ella.