29. El sótano

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─DAMMY─

─¡Ay, una cucaracha! ─chillé, espantada─. Ah, no, era solo una mancha en el escalón ─suspiré, sintiendo un alivio instantáneo.

Me encontraba bajando las escaleras del sótano de mi casa, algo inaudito de parte mía, ya que yo nunca solía bajar a aquel lugar debido a que a mí me da miedo la oscuridad. Tan solo unos cuántos focos de tenue luz amarilla alumbraban el camino de descenso al sótano, y ya abajo era peor, ya que tan solo una lámpara desgastada alumbraba el lugar. Tampoco ayudaba el hecho de que de pequeña siempre habría creído que en el sótano habitaban cualquier tipo de monstruos y fantasmas; claro, ahora ya de grande sabía que eso no era verdad, pero igual ese lugar seguía causándome escalofríos.

Bajando los escalones con sumo cuidado, la única razón por la que estaba bajando al terrorífico sótano era porque Micky había aparecido por la puerta y me había pedido que lo hiciera, antes de desaparecer por las escaleras. Era obvio que Micky, con su natural velocidad felina, había descendido las escaleras más rápido que yo, ya que no lo veía por ningún lado y ahora estaba yo sola.

Finalmente, ví como las escaleras llegaron a su fin y dieron paso al sótano, que estaba sumido en una oscuridad total. Retrocedí unos pasos, sin poder ver nada, ya que la oscuridad del sótano era muy densa.

─¿Eh, Micky? ¿D-Dónde estás? ─balbuceé, con voz temblorosa─. E-Está muy oscuro a-aquí.

Moviendo las manos torpemente, traté de buscar, en vano, el interruptor de la lámpara de que debía haber en sótano, para así tener algo de luz.

─D-Dios, hay demasiada o-oscuridad en el sótano... ─dije para mí misma─. Tal vez pueda... utilizar mi don para alumbrar el sótano.

Luego de reflexionarlo durante unos segundos, decidí hacerlo.

─¡Deseo que-!

─¡¿Qué crees que estás haciendo, Dammy?!

─¡¡Ahhh!! ─solté un grito, horrorizada al ver tan solo dos ojos amarillos felinos en la oscuridad─. ¡¡Micky!! ¡¿Quieres matarme del susto o qué diablos?! ─le reñí, en una mezcla de susto y enojo.

─¡Pues debería hacerlo, por ser tan imprudente! ─siseó Micky en respuesta, y pude percibir en sus ojos amarillos el regaño─. ¿Acaso no te he dicho ya que no debes utilizar tu don para tus propios intereses?

─¡Y-Ya lo sé! P-Pero es que me da m-miedo la oscuridad... ─tartamudeé, aún sin poder recuperarme del susto.

Pude oír a Micky suspirar.

─Pretzel, prende la luz.

Al instante, el sótano se iluminó de una tenue luz. El sótano era un reducido espacio donde mi papá guardaba todo tipo de cosas, la mayoría viejas y cubiertas de una gruesa capa de polvo. Sus paredes eran de un color gris del cual sobresalían los ladrillos con el cual había sido construido.

Al voltearme pude ver a Pretzel, aún en su forma humana, mirándome con una sonrisa.

─Perdón por el susto, Dammy. Tenía apagada la luz para añadirle más misteriosidad al momento ─se disculpó Pretzel, ruborizándose levemente.

─En primer lugar, la palabra "misteriosidad" no existe ─corrigió Micky, en su forma gatuna, saltando del estante donde estaba trepado y caminando hacia Pretzel.

─Ya existe, porque yo la inventé ─respondió Pretzel.

Micky hizo caso omiso a su comentario.

─Y en segundo lugar, ¿qué ridiculez es esa? Ya debemos dejarnos de tanto misterio y finalmente revelarle la verdad a Dammy ─siseó Micky.

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⏰ Last updated: May 05 ⏰

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La vida de una superheroínaWhere stories live. Discover now