Prólogo

396 42 0
                                    

Shirou Emiya abrió los ojos con dificultad, sintiendo un dolor agudo en todo el cuerpo, estaba tumbado en el suelo, rodeado de agua sucia y basura, con un olor era nauseabundo impregnando el aire.

El intentó levantarse, pero se desplomó de nuevo, sin fuerzas, ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?.

Trató de recordar lo último que había visto, pero solo tenía imágenes borrosas y confusas, recordaba haber luchado contra Angélica, la sirvienta de los Ainsworth que habían secuestrado a Miyu.

Recordaba haber usado su magia para proteger a su hermana, y haberle pedido al Grial que le concediera su deseo: Que Miyu fuera feliz.

Recordaba haber visto la sonrisa de Miyu, y sentir una paz y una alegría indescriptibles.

Pero después... ¿qué había pasado después? ¿Había muerto?, eso era posible después de todo, Angélica uso "eso" en su contra.

Shirou no tenía respuestas, solo preguntas. Se sentía perdido y asustado, sin saber qué hacer ni a quién recurrir.

De repente, escuchó unos pasos y voces cerca de él, se giró con esfuerzo y vio a dos figuras acercándose.

Eran dos chicos de unos quince años, vestidos con ropa sucia y desgastada, uno de ellos tenía el pelo castaño corto,  el otro tenía el cabello negro y largo recogido en una coleta.

Los dos llevaban unas mochilas junto a armas improvisadas, hechas con piezas de metal y cables. Parecían ser unos ladrones o tal vez vagabundos que vivían en las calles de esa extraña ciudad.

—¿Qué tenemos aquí?—.dijo el chico de pelo castaño mirando a Shirou con curiosidad—Parece que alguien ha tenido un mal día—.

—¿Está vivo?—. preguntó el chico de pelo negro acercándose con cautela—No se mueve—.

—Vamos a ver—. dijo el chico de pelo castaño, agachándose junto a Shirou—Oye, tú, ¿puedes oírnos? ¿Qué te ha pasado?—.

Shirou los miró con confusión, sin entender lo que decían. Hablaban un idioma que él no conocía, y que no se parecía a ninguno que hubiera escuchado antes. El trató de hablar, pero solo pudo emitir un sonido débil y ronco.

—No puede hablar—. dijo el chico de pelo negro frunciendo el ceño—Tal vez esté herido, o enfermo. ¿Qué hacemos con él?—.

—No lo sé—. dijo el chico de pelo castaño, encogiéndose de hombros—Podríamos dejarlo aquí, y que se las arregle solo. O podríamos llevarlo con nosotros y ver si podemos sacarle algo de provecho. Tal vez tenga algo de valor—.

—Podría ser peligroso, o traernos problemas—. Dijo el chico de pelo negro con desconfianza.

—No creo—.contesto el de pelo castaño negando con la cabeza—Mira cómo está, no parece una amenaza, se ve incluso peor que la mayoría de por aquí—.

Shirou siguió la mirada del muchacho hasta su ropa, una camisa blanca andrajosa y por encima un chandal negro, o al menos, lo que queda de el.

Los chicos se posicionaron a ambos costados de el, uno lo tomo de las piernas y el otro de los brazos para comenzar a cargarlo.

Sin duda este sería un largo viaje, pensó Shirou antes de desmayarse.

(Cambio a primera persona).

Abrí los ojos lentamente mientras mi conciencia volvía, poco a poco se acostumbraron a la luz y logré dislumbrar el lugar donde me encontraba.

Parecía una clase de sistema de tuberías, intente levantarme pero algo me detuvo, unas esposas me mantenían atado a un gran tubo en mi espalda.

Al menos estaba sentado y no de pie, recorrí el lugar con la mirada antes de hacer mi movimiento, al comprobar que no había nadie cerca procedí a usar mi magia.

Sentí como el maná fluía por mi cuerpo pero fue una extrañó, está es una cantidad anormalmente grande ¿Estaba cerca de una línea ley?.

Una vez hecho los preparativos use uno de los únicos hechizos que me sé, "Refuerzo" con una orden mental mis músculos se hicieron más fuertes permitiendome romper las esposas.

Fue una tarea relativamente sencilla, me levanté solo para regresar mi cabeza al suelo esquivando un tuvo de metal, me pare rápido aprovechando mi cuerpo mejorado.

Otro intento de golpearme vino desde un costado pero está vez tome el tubo con mi mano derecha, con un jalón se lo arrebate a mi atacante.

Ahora más de cerca pude notar su peculiar aspecto, una máscara blanca cubría su rostro, su forma es como la cabeza de un águila incluso tiene un extraño patrón de plumas a los costados.

Su ropa es tan inusual como la situación, viste una chaqueta negra con una especie de paleacate rojo en su pecho, sin otro segundo más para mirar, aprovecho la apertura creada para acertar un fuerte golpe en su riñon.

El golpe fue más de lo que pensé y el pobre tipo se estrelló en el techo de la cloaca, esto me deja vía libre para escapar.

Sin previo avisó una bola negra me es arrojada en la cercanía, explotó liberando humo color verde.

Me estaba preparando para proyectar una máscara de gas y cubrirme pero otro tuvo negro lo evito, me ví obligado a esquivar otras cuatro armas contundentes más.

Ahora estaba en un cinco versus uno el problema era el jodido gas y que aún no me repongo del todo, mientras seguía esquivando mi cabeza se fue nublando poco a poco, hasta que sedi de nuevo a la inconsciencia...

Shirou Emiya en ArcaneWhere stories live. Discover now